Es un problema de malos gobiernos y falta de liderazgo. La crisis humanitaria que inicia esta semana en la frontera entre Estados Unidos y México parecería no tener padre ni madre. El gobierno de Estados Unidos ni el de México, mucho menos los gobiernos centroamericanos, haitiano, venezolano y cubano reconocen sus responsabilidades en la crisis migratoria.
¿Qué gobiernos han hecho declaraciones públicas en las últimas semanas sobre la crisis humanitaria en la frontera de 3 mil 500 kilómetros que inicia esta semana? ¿Cuántos han enviado ayuda, recursos para sus connacionales que están dispuestos a enfrentar hambre y peligro a su integridad física porque no pueden vivir en su país?
El éxodo masivo, la diáspora, se debe.
En el caso de México, las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador son de cuestionar al mismo presidente Joe Biden, por no inyectar más recursos a los países expulsores centroamericanos. AMLO asume que la migración centroamericana y latinoamericana se debe a necesidades económicas y falta de oportunidades. De hecho, AMLO insistentemente ha promovido, y exportado a países centroamericanos, hasta hace unos meses, su cuestionado programa ‘Sembrando Vida’. Pero la realidad para la mayoría de los migrantes que buscan su american dream, en parte porque tienen hambre, en parte por falta de oportunidades, pero la mayoría también huye de violencia extrema. Y este coctel de desgracias no lo resuelven programas como Sembrando Vida, ni con becas, o financiando programas de desarrollo. De hecho, lo que ha sucedido a través de los años con programas de desarrollo y promoción democrática simple y llanamente acaban en los bolsillos de los corruptos e ineptos. Lo que urgentemente requiere la región son extraordinarios líderes que no son corruptos, con capacidad de construir instituciones de seguridad y justicia.
Ante esta realidad, y con los actuales gobiernos regionales, ¿esperanza de cambios a corto plazo?
Ninguno.
De hecho, podría incrementar la diáspora ante otro factor que está impactando la región que es la crisis del cambio climático que se traduce en sequías y catástrofes climáticos. Esto también está incrementando el éxodo de personas.
Pero los presidentes López Obrador y Joe Biden también tienen culpas que reconocer, por la negligencia de no tomar pasos necesarios para anticipar la crisis y mitigar el impacto de lo que deberían de haber anticipado ambos gobiernos desde hace cuatro años por parte del presidente López Obrador y desde hace dos años por parte del presidente Joe Biden.
En el caso del mandatario mexicano, la soberbia de hacer una invitación abierta a todos los migrantes, dándoles la bienvenida desde el inicio de su mandato, de asumir que él podría inyectar los recursos necesarios en Centroamérica, confiando en su capacidad de presionar al gobierno estadounidense y pensar que migrantes de otras nacionalidades buscarían quedarse en México, además de una dosis de ignorancia contribuyeron enormemente a la crisis que se vive en la frontera. Uso la palabra soberbia describiendo al presidente López Obrador porque una de las verdades no reconocidas es el fracaso de México ante la tragedia migratoria y lo que representa para el país. Son ciudadanos mexicanos los protagonistas de esta crisis fronteriza, ya que se calcula que casi 40 por ciento son ciudadanos mexicanos, son la punta de lanza en esta crisis.
México necesita la migración irregular porque sus remesas mantienen a flote el país. Estados Unidos necesita a los migrantes, especialmente provenientes de México, porque la economía no puede entrar a una recesión por incremento de salarios por falta de trabajadores en la industria de servicios, construcción y agroalimentaria.
Pensar que resolver este problema en una forma coordinada es difícil de imaginar considerando que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el responsable político del tema migratorio, como una de las corcholatas prefiere hacer campaña que encargarse de su responsabilidad constitucional. Por otra parte, el encargado operativo, el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, es investigado penalmente por su responsabilidad de la muerte de 40 migrantes en Ciudad Juárez hace unas semanas.
La negligencia por parte de la administración Biden es incomprensible, especialmente considerando la importancia del tema migratorio para asegurar la reelección del presidente Joe Biden y el control de ambas cámaras legislativas. Parecería que le apostaron a la estrategia del avestruz, esperando hasta el último momento para promover y explicar cuál sería la estrategia de controlar el flujo migrante. Y por no anticipar, la solución a esta crisis humanitaria será la crueldad y posiblemente el desorden incrementará aún más la discriminación en contra de la población migrante.