“No pasa nada, porque tenemos autoridad moral”. Con esta frase concluye el presidente Andrés Manuel López Obrador una larga respuesta a la pregunta de que si ratificaba su “confianza en las Fuerzas Armadas, particulares en los titulares” ante los recientes reportajes periodísticos que cuestionaban la probidad de los secretarios de la Defensa y la Marina. Después de casi 20 minutos para responder a la pregunta, acusando a los medios de comunicación de una estrategia coordinada con los opositores del presidente para desprestigiar su gobierno. La pregunta del reportero aludía a recientes reportajes del periódico Reforma sobre la compra por parte del secretario de la Defensa de un apartamento en Bosque Real y el reportaje del periódico El Universal sobre un viaje de lujo por parte de la familia del general Crescencio Sandoval. Pero el presidente usó la pregunta para desacreditar reportajes sobre actos de corrupción y abuso por parte del gobierno y familiares del presidente.
¡Sensacionalismo y amarillismo! Acusa el presidente. Pero eventualmente en su respuesta el presidente reafirmó su “confianza a las Fuerzas Armadas”. “Y si le tengo confianza al general, claro que sí, desde que decidí invitarlo a participar, después de un análisis, una revisión de todos los expedientes, de todos los generales de división, y llegué a la conclusión de que el general, entre otras características, entre otras virtudes, es una gente honesta, incorruptible”.
Y en un acto histórico para las Fuerzas Armadas mexicanas y a diferencia de la actitud que ha tomado Andrés Manuel López Obrador, el general Luis Crescencio Sandoval respondió a las acusaciones hechas en los reportajes de Reforma y El Universal. Y a diferencia del presidente, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, el secretario de la Defensa no se lanzó en contra de los medios de comunicación, victimizándose ante los cuestionamientos que surgen de los dos reportajes, el general Crescencio Sandoval, explica con detalle el Presidente, reconociendo información del reportaje y cuestionando detalles.
Y obviamente, se podrá cuestionar detalle de la respuesta del general secretario, pero a diferencia de su jefe, el presidente, en un acto de transparencia, el secretario responde públicamente a los cuestionamientos. A diferencia de López Obrador, cuya estrategia ha sido atacar, cuestionar y amenazar a los medios o grupos que acusan a su gobierno y personas allegados a él de corrupción o actos ilegales.
Insisto, es un acto histórico ya que tradicionalmente los secretarios de Defensa y la Marina históricamente y por disciplina son las instituciones menos transparentes. ¿Dónde está Francisco Garduño Yáñez, el comisionado del Instituto Nacional de Migración, o el exdirector de Segalmex, Ignacio Ovalle?
La pregunta es si la posición del secretario de la Defensa en la mañanera de esta semana es la excepción, o un reconocimiento de la importancia de informar por parte de la Secretaria de la Defensa como una estrategia de cuidar la credibilidad de la institución y de las importantes funciones de las Fuerzas Armadas.
Y es irónico que este acto de transparencia por el secretario de la Defensa sucede el mismo día que la Corte Suprema invalida un decreto publicado en 2021 donde el presidente López Obrador establece que la mayoría de las obras de infraestructura del gobierno como de seguridad nacional. Horas después, la Presidencia publicó otro acuerdo detallando específicamente cuáles obras recibieron un tratamiento de seguridad nacional y de interés público para asegurar que no se transparente información sobre la construcción de varios aeropuertos y el Tren Maya, entre otras obras faraónicas de este gobierno. Se podría argumentar que este decreto permitirá reducir las obstrucciones para terminar estas obras antes de terminar el sexenio. Pero esto no explica la insistencia de la total falta de transparencia en la información básica de estas obras, usando indebidamente el concepto de seguridad nacional. La única razón de este decreto, si uno le adiciona el ataque frontal de desaparecer el INAI, es que el nivel de corrupción e incompetencia es catastrófico.
Pero es importante recordar que la “autoridad moral” que presume Andrés Manuel López Obrador desaparecerá inmediatamente que termine el sexenio. Eventualmente todos, todos los contratos ilegales, actos de corrupción y negligencias serán públicos, a pesar de la justificación de la seguridad nacional que en este momento podría escudar a actos avalados por las Fuerzas Armadas. Los secretarios y funcionarios eventualmente tendrán que responder a la ilegalidad y a las irregularidades ordenadas por el comandante en jefe y la Presidencia.
En materia de seguridad nacional la “autoridad moral” es sexenal. Lo que es permanente es el Estado de derecho y la defensa de la Constitución.