En la entrega pasada sugerí que para poder anticipar posibles escenarios políticos y de seguridad nacional hay seis factores constantes que serán prevalentes durante todo el año entrante e impactarán la gobernabilidad del país durante el siguiente sexenio.
En resumen, los seis factores son: el primer factor es la activa y creciente participación de los grupos del crimen organizado en la selección y promoción de candidatos a nivel local, estatal y federal.
El segundo factor para considerar es que tenemos que asumir que Andrés Manuel López Obrador será jefe de campaña, ignorando la Constitución, legislación electoral y las decisiones del INE, para promover las candidaturas de Morena, esto incluye usar el erario para asegurar el éxito electoral.
El tercer factor constante será la imposibilidad por parte de las autoridades electorales de detener las constantes violaciones del presidente, ya sea por falta de voluntad o incapacidad del INE.
El cuarto factor será el estilo de liderazgo del presidente, que en lugar de ejercer un liderazgo que asegure la viabilidad y la credibilidad de los resultados electorales, tampoco no ha visto la necesidad AMLO de ejercer un liderazgo que asegure la viabilidad y la credibilidad de los resultados electorales, su prioridad es su legado, lealtad del siguiente mandatario, y control de ambas legislaturas.
El quinto factor será el incremento, aún más, de la polarización y campañas de odio que incrementarán aún más la violencia política.
El sexto y último factor es que, sin importar quién gane las elecciones, heredará un país en llamas en materia de seguridad.
Quiero agregar dos consideraciones adicionales a este análisis. Es importante para la gobernabilidad del país que la persona declarada ganadora de la contienda tenga por lo menos 10 o más puntos de ventaja.
De lo contrario, la credibilidad del ganador o la ganadora estará en entredicho.
Para la candidatura de Morena, como se asume que habrá injerencia del gobierno federal y del crimen organizado, es relevante una ventaja considerable para justificar el éxito electoral como un referendo del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
En lo que se refiere a las candidaturas del Frente Amplio por México, es crucial un “amplio” porcentaje de votos para el ganador o ganadora, ya que esto dificultará, aún más, que el presidente reconozca una histórica derrota electoral.
Estas consideraciones son particularmente importantes para los procesos legislativos federales y locales, ante la decisión del presidente de buscar varias reformas constitucionales para afianzar su legado histórico.
Por el bien de la gobernabilidad del país es importante que todos y todas ejerzan su sufragio, no importa si apoyan a la actual administración o buscan un cambio político, pero la diferencia electoral entre las candidaturas tiene que ser contundente.
De lo contrario podría incrementar aún más la violencia relacionada a movimientos sociales y crimen organizado. A estas consideraciones hay que agregar una importante interrogante: ¿cuál será el papel de las Fuerzas Armadas en los diferentes escenarios? ¿Su prioridad es defender la Constitución y el Estado de derecho o la cuarta transformación? ¿Acatará las decisiones de la Suprema Corte, IFE y el Tribunal Electoral? ¿O acatar las órdenes del saliente comandante en jefe, Andrés Manuel López Obrador, a pesar de quepodrían violar la ley o gobernabilidad? Este es un tema difícil y delicado para el general Luis Crescencio Sandoval, y el almirante José Rafael Ojeda Durán, debido a la politización de los secretarios, además del dramático incremento de las funciones del Ejército y de la Marina en actividades que deberían ejercer civiles.
Esta política del presidente de involucrar a las fuerzas armadas en casi tantas actividades no castrenses les abrió un frente peligroso a los salientes secretarios y la plana alta militar de enfrentar acusaciones de corrupción masiva, colusión con grupos criminales u omisión de responsabilidades.
No debería de sorprender que exista una percepción de que los generales y almirantes tengan que asegurar que el gobierno entrante los proteja de la misma forma en que gobernantes priistas negociaron inmunidad con López Obrador y Morena.
¿Podrán los secretarios decirle no al comandante en jefe si les ordena violar la Constitución? Esto me lleva a una última consideración. Si el presidente y su círculo cercano no tienen temores a las investigaciones o actos de corrupción o posibles investigaciones penales, la actitud del presidente será muy diferente a la de un político desesperado que tiene que asegurar inmunidad para sus allegados o para aquellos que podrían traicionarlo proporcionando información de todas las actividades ilegales durante su administración.
Con estos factores y consideraciones en la siguiente entrega analizaremos diferentes escenarios electorales.