La dra. Claudia Sheinbaum seguramente buscará que la historia recuerde los siguientes 30 días como el “septiembre negro de Andrés Manuel López Obrador” y no como la “debacle de Sheinbaum en septiembre”. Y aunque tendrá la futura presidenta todo un sexenio para tratar de dar reversa al innecesario daño infligido al legado de la futura presidenta de México, es difícil de identificar cómo podría detener a corto plazo el daño de las reformas constitucionales, la preocupación de los inversionistas y los mercados, el impacto en la negociación del T-MEC en el 2026 y el catastrófico incremento de la inseguridad.
Particularmente problemático para la futura presidenta no solo es el legado que le deja AMLO en materia de economía y finanzas, pero lo más preocupante es cómo se está agravando la inseguridad en el país, a pasos agigantados.
Aunque se asumía que uno de los factores que podría impactar el proceso de transición en México sería el proceso electoral en Estados Unidos, en donde, el candidato Donald Trump usaría a México como piñata, culpando a los migrantes que cruzan la frontera de todos los males que aquejan a ese país. También hubo en los últimos meses indicios de que la economía estadounidense se debilitaba e iniciaba una desaceleración. Y también, se asumía que López Obrador continuaría empujando su agenda hasta el último día de su presidencia y que sería difícil para el actual presidente ceder el poder a la nueva mandataria. Pero la situación de seguridad en el país es catastrófica, no solo en cuestiones de homicidios, feminicidios, extorsiones y violencia generalizada, pero ahora hay que incluir las protestas que se están presentando en diferentes partes del país, en parte relacionadas con la reforma constitucional, por la violencia que se vive en algunas comunidades, y por las protestas por las decisiones alrededor de los resultados de las elecciones del 2024.
Pero nadie podría imaginarse que en las últimas semanas del sexenio sería secuestrado y entregado a las autoridades de Estados Unidos ‘El Mayo’ Zambada y las implicaciones que tendría en la seguridad del país. El debate ahora gira en torno de si los enfrentamientos son entre el cártel de Sinaloa o si es violencia relacionada a los enfrentamientos entre las diferentes facciones del cártel de Sinaloa, o si la violencia catastrófica tiene que ver con el enfrentamiento entre los grupos del crimen organizado tratando de llenar el vacío de poder alrededor del mundo, tras el momento en que fue arrestado ‘El Mayo’ Zambada.
¿Cuánto nerviosismo hay dentro de la Cuatroté? Imposible de definir. Pero las decisiones hechas por López Obrador y su equipo deberían estar muy nerviosos. Y por alguna razón, el presidente decide agravar aún más el efecto de sus decisiones en el inicio del sexenio de Claudia Sheinbaum. Parecería que López Obrador habría tomado la decisión de que la transición entre su gobierno y el de Sheinbaum sea lo más difícil posible.
Y ahora decide poner en “pausa” la relación con los socios comerciales Estados Unidos y Canadá porque los embajadores cuestionaron el impacto de la reforma judicial en el estado de derecho.
Septiembre todavía no inicia y ya estamos sintiendo el impacto de reformas que claramente requieren un debate más serio. Reformas que perfectamente podrían haberse pospuesto, tal vez hasta después de la negociación del T-MEC, o por lo menos permitir que la nueva presidenta tuviera unos meses para organizar su gobierno y defender las reformas y definir una nueva estrategia de seguridad. Pero no, el presidente insistió en que se aprobaran en septiembre, y ya tendrá la dra. Sheinbaum sus problemas de violencia en su sexenio.
Qué necedad. Ahora, cuando va en aumento la violencia, AMLO busca una reforma a la rama judicial que cambiará el funcionamiento de la rama judicial y abre la posibilidad de que los jueces sean electos. Además, incluyeron la aprobación del concepto de “jueces sin rostro”.
Aunque inicialmente los empresarios, expertos y directores de ONGs no podían imaginarse la aprobación de la reforma judicial, pero especialmente, más sorprendente, la posibilidad de la aprobación de las figuras de los jueces sin rostro. Pero ahora es septiembre y es una realidad.
Pero ante la falta de una estrategia que reemplace los “abrazos y no balazos”, elegir jueces, que podrían ser electos para ser jueces sin rostro es absolutamente una locura, además de ser muy peligrosa.
En la siguiente entrega, al inicio de septiembre negro, les explicaré porque estas reformas van a fallar y porque va a incrementar la violencia aún más en el país.