El domingo pasado el Super Bowl LVIII rompió los récords de audiencia en Estados Unidos. Del 2011 al 2023 la transmisión anual del Super Bowl había contado con 113 millones de espectadores en promedio, pero en el 2024 más de 123.4 millones de personas en Estados Unidos presenciaron la victoria de los Kansas City Chiefs sobre los San Francisco 49ers, esto es cerca del 36 por ciento de la población del país. Datos de Nielsen calculan que 202.4 millones de personas vieron por lo menos una parte de la transmisión por alguna plataforma.
Con esta cantidad de ojos sobre el evento, no es raro que el Super Bowl se haya convertido en uno de los espacios publicitarios más codiciados y más caros del mundo. En esta edición, con marcas que pagaron 7 millones de dólares por un spot de 30 segundos. Pero hay quienes saben que este evento es más que anuncios de 30 segundos y que tienen la creatividad y el ingenio para volver oro todo lo que aparece en el aire. En 1987 el CEO de Disney, Michael Eisner, le pagó 75 mil dólares a Phil Simms el quaterback estrella, para que al final del partido gritara “Nos vamos a Disneyland” cuando los Gigantes de Nueva York ganaron el Super Bowl XXI. Esto se ha vuelto ya una tradición que según la revista Fortune, se extendió a la final de la NBA, la Serie Mundial de Baseball, las Olimpiadas, las carreras de NASCAR y hasta las finales de American Idol. Hasta hoy más de 60 ganadores han utilizado esa frase, y hay teorías de que Disney ha invertido en más del doble, asegurándose de que la tradición siga sin tener que apostar a un solo ganador.
Rihanna es otra de las que saben reconocer la estrategia de colocar un producto en el momento correcto, después de su participación en el show de medio tiempo del 2023 las búsquedas de su marca de belleza Fenty Beauty aumentaron 883 por ciento. Oreo fue la marca que ganó el Super Bowl en el 2013 en Nueva Orleans. Durante un apagón de 30 minutos Oreo compartió un tuit con el mensaje: “¿Sin electricidad? No hay problema.” con la foto de una galleta Oreo y la frase: “Aún puedes sumergir en la oscuridad.” Refiriéndose a mojar la galleta en un vaso de leche. Inmediatamente la marca pasó de cerca de 2 mil 200 seguidores de Instagram a 35 mil, se volvió tendencia en redes y se ahorró 4 millones de dólares, el precio del spot de 30 segundos en ese momento.
Si sumamos el efecto Taylor Swift más la NFL tenemos el toque de Midas al cuadrado. Según Front Office Sports, la cantante ha agregado 331.5 millones de dólares de ingresos en medios y redes sociales y las camisetas de su novio han aumentado 400 por ciento de ventas desde la primera vez que Taylor asistió a un juego.
Cientos de celebridades felicitaron a los Kansas City Chiefs por su victoria, Hilary Clinton acaparó los reflectores al compartir: “¡Felicitaciones al novio de Taylor y a toda la comunidad de los Kansas City Chiefs!”. A favor o en contra, la NFL (y Taylor) no dejan de estar en las noticias.