Directora del Think Tank Early Institute.

El cerebro de la mujer embarazada: cambios y efectos

Se ha registrado que el cerebro de una mujer embarazada se modifica sustancialmente durante todo el proceso, facilitando el vínculo madre-hijo desde la etapa más temprana.

Cuando una mujer está embarazada, experimenta ajustes importantes en su cuerpo, motivados por la segregación de hormonas que favorecen el desarrollo de la gestación. De igual modo, se ha registrado que su cerebro se modifica sustancialmente durante todo el proceso, facilitando el vínculo madre-hijo desde la etapa más temprana.

En un reciente estudio, a cargo de la científica Emily Jacobs de la Universidad de California, en Santa Bárbara, se señalan con evidencia las transformaciones del cerebro en la mujer embarazada, arrojando información muy precisa sobre las áreas y funciones que se moldean con el inicio de una nueva vida.

Los hallazgos denotan una disminución en el volumen de materia gris y un aumento en el volumen de materia blanca. La materia gris está vinculada a funciones cognitivas y la materia blanca a funciones motoras. Para la neurocientífica Emily Jacobs, estos cambios expresan que el cerebro se vuelve más especializado para preparar a la mujer para la llegada de su hijo o hija.

Otro descubrimiento ha sido saber que estos cambios pueden permanecer hasta dos años después del parto, lo que sostiene que las hormonas del embarazo dejan huellas duraderas en la mujer.

Para la realización de esta investigación se contó con la participación de otra neurocientífica que accedió a ser evaluada antes, durante y después de su embarazo. Ella es Elizabeth Chrastil, de la Universidad de California, en Irvine. A través de 26 resonancias magnéticas, su función cerebral fue observada durante su etapa de gestación.

Destaca que otras investigadoras, como la neurocientífica del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam, Elseline Hoekzema, han catalogado este nuevo estudio como un “mapeo detallado” de lo que ocurre en uno de los órganos más complejos del cuerpo humano durante esta fase de enormes cambios fisiológicos.

Hoekzema también se ha dedicado a la investigación de la estructura cerebral durante el embarazo y ha compartido que es en esa etapa cuando se establece un mayor número de conexiones neuronales dirigidas a dar el mejor entorno posible al bebé que está por nacer.

Sin duda, estos descubrimientos abren la puerta para sostener con más datos la relevancia de cuidar a una mujer embazada y a reconocer que su biología es todavía más extraordinaria en esta fase de su vida, pues sucede una serie de procesos celulares que fortalecen el vínculo madre-hijo con una gran solidez.

En Early Institute, la divulgación de estos estudios significa un avance en la valoración de la maternidad. Pero también significa conocer la increíble capacidad de comunicación que establecen madre e hijo o hija desde el primer instante en que ocurre la fecundación. Es fundamental seguir indagando y difundiendo exploraciones que den cuenta de las experiencias en el embarazo para reconocer su trascendencia y el respeto que merece en todos los sentidos.

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