La posibilidad de que México atraiga 2,000 millones de dólares (mdd) de inversión para el sector de investigación clínica no es solo una cifra alentadora en términos económicos, sino también un parteaguas en el desarrollo de la investigación clínica en el país.
Sin embargo, esta oportunidad enfrenta serios desafíos, sobre todo en el ámbito regulatorio. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), se encuentra ante la necesidad imperante de modernizarse y acelerar sus procesos de aprobación, a la par de otros países latinoamericanos que han logrado avances significativos en este rubro.
A decir de Larry Rubin, director general de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), la llegada de estos 2,000 mdd en investigación clínica podría transformar a México en un hub farmacéutico de referencia en América Latina, como se ha dicho desde hace varios años.
También, esta inversión no solo generaría empleos directos en la industria, sino que también produciría un efecto multiplicador en sectores paralelos, como la capacitación de personal médico, el desarrollo tecnológico y la infraestructura hospitalaria. Además, facilitaría el acceso de los pacientes mexicanos a medicamentos innovadores y tratamientos de vanguardia que, de otro modo, podrían tardar años en estar disponibles en el país.
El caso de España es un claro ejemplo de cómo la inversión en investigación clínica puede transformar una economía. En la última década, gracias a la eliminación de barreras regulatorias y la modernización de sus agencias sanitarias, el país ibérico ha logrado posicionarse como uno de los principales destinos de inversión farmacéutica fuera de Estados Unidos. México podría replicar este modelo, solo si logra hacer los cambios necesarios en su entorno regulatorio.
A pesar del optimismo, la falta de agilidad en los procesos de la Cofepris sigue representando una barrera significativa para el desarrollo del sector. Mientras que en países como Argentina o Brasil los medicamentos innovadores pueden recibir aprobación entre uno y dos años, en México este proceso puede tardar entre cinco y siete años, lo que desalienta la llegada de nuevas inversiones.
Una de las razones clave de este retraso es la falta de digitalización y modernización en los procesos regulatorios. Aunque ha habido esfuerzos previos para agilizar trámites mediante ventanillas digitales, estos cambios no han sido suficientes para acortar significativamente los tiempos de aprobación.
Por otro lado, la creación de un mecanismo de equivalencia regulatoria con agencias internacionales de prestigio, como la FDA, de Estados Unidos; o la EMA, de Europa, podría reducir drásticamente los tiempos de espera y permitir que los pacientes accedan a tratamientos innovadores en menor tiempo. Esto es básico, sobre todo en un contexto donde no hay recursos públicos.
Sin embargo, esta posible inversión se ve empañada por una realidad preocupante: la reducción en el presupuesto de salud. A pesar de la importancia estratégica que representa la investigación clínica para el desarrollo económico y social del país, México destina apenas el 2.5% de su PIB al sector salud, mientras que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es del 6%. Esta brecha se traduce en menores recursos para hospitales, menor acceso a medicamentos y una menor capacidad de respuesta ante crisis sanitarias.
El gasto en salud también afecta directamente a la población: el 47% de los gastos en salud en México proviene del bolsillo de los ciudadanos, una cifra alarmante si se compara con el 24% que se reporta en otros países de la OCDE. Esto significa que los pacientes mexicanos deben asumir una carga financiera mayor para acceder a tratamientos médicos, lo que a largo plazo afecta su calidad de vida y su estabilidad económica.
Para que México pueda aprovechar al máximo la inversión en investigación clínica, es imprescindible que el gobierno implemente una estrategia clara para fortalecer la Cofepris y acelerar la aprobación de nuevos tratamientos. Algunas acciones clave incluyen: 1) digitalización total de la Cofepris, 2) Armonización regulatoria, 3) Incremento en el presupuesto de salud, 3) Capacitación del personal regulador y 5) Colaboración público-privada.
México se encuentra en un punto crítico. La posibilidad de atraer 2,000 mdd en inversión farmacéutica podría significar un avance histórico en la investigación clínica y en el acceso a medicamentos innovadores. Sin embargo, para materializar esta oportunidad, es crucial que el gobierno tome decisiones firmes para modernizar la Cofepris y fortalecer el sector salud.
La inversión en investigación clínica no solo representa una oportunidad económica, sino una mejora directa en la calidad de vida de los mexicanos. Si el país logra superar sus rezagos regulatorios y aumenta su inversión en salud, podrá posicionarse como un líder en la industria farmacéutica de América Latina y garantizar mejores tratamientos para su población. La pregunta es: ¿está México dispuesto a dar el paso?
Sala de Urgencias
- A pesar de los dichos, el sistema de salud sigue en crisis. Trabajadores del sector salud en el Estado de México, liderados por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), realizaron manifestaciones en diversas vialidades clave. Estas protestas fueron motivadas por la falta de insumos médicos, medicamentos y retrasos en pagos y prestaciones, lo que ha afectado la atención médica en la entidad. Los manifestantes atribuyen la situación a una gestión ineficaz por parte de las autoridades para mejorar el sistema de salud.