Deer Park es una refinería que goza de buenos niveles de eficiencia operativa, resultado de una organización expedita donde el cumplimiento de plazos y la revisión diaria de objetivos, son la clave de su éxito.
De acuerdo con documentos de Pemex a los que tuve acceso, sobre el mando máximo de la refinería descansan cinco áreas estratégicas: negocios, servicios técnicos, finanzas, recursos humanos, y la más importante, operación y mantenimiento.
Todos ellos reportan mensualmente a una Junta de Consejo de Evaluación de Resultados sus “estadísticas vitales”, las cuales incluyen incidentes, afectaciones ambientales, costos de operación, fijos y variables, con seguimientos precisos a metas anuales, mensuales y diarias.
Otro de los indicadores esenciales de la operación de dicha refinería son los “impulsores de valor”, que son parámetros críticos de cada área correspondiente, que representa la aportación económica y/o los beneficios que aporten de cualquier índole.
Estas juntas son ejecutivas, las reuniones son precisas, nadie divaga ni hace gala de su magnánimo conocimiento en los temas de refinación, ni trae a colación anécdotas que a nadie le importan, ni tratan de zafarse de sus magros resultados, ahí, todos asumen responsabilidades, y si alguien falla, reconoce y acepta sus sanciones.
En este contexto, propios y extraños se están haciendo las siguientes preguntas respecto a la operación de la refinería que compró Pemex (realmente incrementó su posición accionaria):
¿Cómo enviará sus productos a México, siendo que no hay infraestructura necesaria?, deben aclarar si se enviará por ducto, ¿cuál?, ¿por puerto o ferrocarril? cada uno de estos tiene costos diferentes que impactan en los precios.
Otra, ¿quién elaborará y dará seguimiento al plan operativo de la refinería, así como de sus metas estratégicas? El director de esta refinería debe estar ganando más de 500 mil pesos al mes, por decir lo menos, sin mencionar que debe seguir estrictamente los programas de mantenimiento y seguimiento con proveedores, aquí no hay cabida para retrasos en pagos.
Una más, ¿la Secretaría de Hacienda va a controlar el presupuesto de Deer Park, o lo hará PMI? porque a alguien le tienen que rendir cuentas. No es un secreto que las seis refinerías de Pemex padecen justamente porque no hay insumos necesarios para su mantenimiento.
Además, ¿seguirán reinvirtiendo gran parte de las ganancias para conservar los niveles de eficiencia? esto tomando en cuenta que el presidente López Obrador afirmó recientemente que las utilidades de Deer Park entrarán a las arcas del Gobierno mexicano.
A principios de los años 2000, Pemex envió a Deer Park varias comitivas para que durante varios meses aprendieran la operación y gestión de la misma, sin embargo, el esfuerzo se quedó en el olvido y ese conocimiento nunca pudo ser implementado generando en gran parte los resultados que hoy conocemos.
En fin, queda claro que como estrategia de negocios, la compra de Deer Park fue un acierto, sin embargo, sería buen momento para disipar dudas respecto a su futuro.