El éxito en términos mediáticos que obtuvo la inauguración de una de las tres obras insignia de infraestructura del presidente Andrés Manuel López Obrador, y me refiero al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, mete presión a la construcción del Tren Maya, pero principalmente a la entrega de la refinería de Dos Bocas.
En días recientes, el mandatario reiteró que México logrará la autosuficiencia en combustibles para finales de 2023, cuando el país dejará de comprar gasolinas al exterior; un reto gigante, tomando en cuenta que hoy 7 de cada 10 litros que se consumen aquí provienen de otro país.
El plan se basa en terminar Dos Bocas, hacerla que funcione al 100 por ciento; terminar de rehabilitar las seis refinerías existentes; e incorporar toda la producción de Deer Park, la refinería que compró Pemex en Texas.
La cosa va así. Los datos más recientes indican que Pemex reportó una producción promedio de 911 mil barriles diarios de petrolíferos en enero, su nivel más alto desde 2017.
De acuerdo con fuentes oficiales, la refinería de Dos Bocas lleva un avance general de 86 por ciento. Apenas el 15 de marzo pasado, el presidente López Obrador visitó la obra, cuyos avances no se han difundido semanalmente, como hacía la Secretaría de Energía, debido a la veda electoral por la revocación de mandato. La inspección sobre el proyecto es permanente.
El propio mandatario anunció que la refinería sería inaugurada en julio de este mismo año. Se busca que sea el ‘regalo’ perfecto para conmemorar el aplastante triunfo lopezobradorista de cuatro años atrás. Sin embargo, para lograr alcanzar ese 14 por ciento pendiente, y entregar una refinería operando, se tienen que seguir haciendo grandes esfuerzos. Los siguientes tres meses serán decisivos para llegar a la meta.
El objetivo que persigue el gobierno en materia de combustibles no es para menos. Por un lado, con la autosuficiencia, el gobierno busca conseguir un mayor margen para controlar el precio de los combustibles, y que se esta forma, los vaivenes propios del mercado no le pasen una factura tan alta a los ingresos tributarios, que hoy son subsidiados a través de rasurar el IEPS del precio final.
En paralelo, se daría un duro golpe al contrabando que ‘ahoga’ los tanques de innumerables vehículos en el país, esto de acuerdo con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que ayer en su Informe Tributario y de Gestión a 2021 reportó que el contrabando estimado de combustibles creció 122 por ciento para llegar a 102 millones de barriles, equivalentes a 27 por ciento de las ventas legítimas de combustibles y a 41 por ciento de las importaciones legítimas. De ese tamaño es el monstruo.
No fue coincidencia que el aniversario de la Expropiación Petrolera de este año, celebrada la semana pasada, se llevara a cabo en una refinería, la de Minatitlán. El mensaje es claro, la soberanía en materia de combustibles es prioridad, y están cargando todas las baterías hacia ese objetivo.