Ante los embates de la economía global, por los estragos que sigue dejando la pandemia en la cadena de suministros, aunado a la tremenda inflación, y la guerra en Europa, el sector privado en México se muestra ansioso porque el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador lance un tercer paquete de infraestructura para impulsar la economía.
Este paquete de obras forma parte del Acuerdo Nacional para la Recuperación Económica, y lo atractivo de los mismos no es el monto de las inversiones, que en los dos primeros se comprometieron más de 526 mil millones de pesos en 68 obras, sino porque llevan la venia de la #4T.
En un gobierno que no ha escatimado tiempo en revisar con lupa cada una de las autorizaciones que dependen de él, tener la certeza de que no se moverá una coma a los contratos que den como parte de estos paquetes, son el oasis que una parte de los empresarios han buscado por meses.
Sin embargo, en esta misma lógica, pareciera que por parte del gobierno de López Obrador no hay prisa por liberar el tan ansiado tercer paquete, pese a las constantes presiones por parte de los organismos cúpula, quienes siguen prometiendo que la fecha está cerca.
Desde febrero de 2021 debió anunciarse el tercer paquete, sin embargo, las condiciones no eran favorables para la administración, pues los efectos de la pandemia de Covid-19 se recrudecieron al inicio del año pasado.
Los meses del convulso 2021 fueron pasando hasta que en agosto, con la llegada de un nuevo secretario de Hacienda, se esperaba que por fin se diera a conocer la codiciada lista; sin embargo, Rogelio Ramírez de la O no iba a ser quien diera ese anuncio, pese a que los proyectos ya estaban palomeados. Para este año el pretexto fueron las elecciones, pero una vez que pasó la veda, tampoco se dio el tan ansiado anuncio, y una vez más quedó flotando en el espacio.
Pero, ¿qué está esperando el gobierno para lanzar el tercer paquete de infraestructura? En la realidad, el avance en las 68 obras del primero y segundo paquetes no ha sido del todo agradable ante los ojos del Gobierno Federal; algunos afirman que en promedio, las obras no llevan más de 30 por ciento de avance contemplado, por lo que podrían esperarse a superar el 50 por ciento para anunciarse como un triunfo.
Lo cierto es que al calor de la sucesión presidencial, encendida cada semana en el ánimo político, la inauguración de obras y presentación de avances será una oportunidad idónea para presumir, en el momento preciso, que la relación entre gobierno y empresarios está, dicen, en el mejor momento.