Después de muchas vueltas, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador encontró una moneda de cambio atractiva para negociar en el contexto de la controversia que se vive en el marco del T-MEC por la soberanía energética que se persigue en este sexenio.
Luego de meses de estira y afloja por el modelo de sector energético que se intenta construir en la #4T, por fin México encontró en el litio, la forma de congraciarse con sus socios comerciales.
El Plan Sonora, como le llamó el gobierno de la entidad que gobierna Alfonso Durazo, y que con la venia del Canciller Marcelo Ebrard lo presentó en el marco de la COP27 que se lleva a cabo en Egipto, tiene como finalidad de transformar esa entidad en un polo de desarrollo regional para la naciente industria del litio.
El gobierno de López Obrador sabe que no puede solo, y aprovechó ayer la mañanera para lanzar una invitación al sector privado de México, Estados Unidos y Canadá, para que se asocien con la naciente “LitioMex”, en esta tarea.
Esta invitación para un proyecto que durará décadas, tiene dos objetivos: el primero es reflejar a la zona T-MEC que México no desdeña la inversión privada, y que por el contrario la fomenta; mientras que a la par, pretende dar un mensaje de que el país contribuye enormemente para desplazar la combustión de los procesos productivos, pues el litio es la materia prima que resolvería el gran reto de la transición energética hacia fuentes renovables: el almacenamiento eléctrico, cuya aplicación va desde coches eléctricos, hasta energía fotovoltaica e incluso de hidrógeno verde.
La finalidad del Plan Sonora es crear toda una cadena productiva en torno al litio, con la que además de generar empleos, México atraiga grandes capitales de las industrias tecnológicas más avanzadas a nivel mundial. El proyecto inclusive iría más allá, pues, de acuerdo con lo dicho por el propio Presidente, la entidad podría albergar no solo uno, sino hasta cinco parques solares, todos ellos con inversión público-privada.
Sin embargo, el gobierno tiene algunas condicionantes en este cambio radical en el discurso del mandatario. Pide que en todos los proyectos el gobierno participe con al menos 51 por ciento de las acciones, así como condiciones de crédito preferenciales para las empresas del Estado.
¿Cómo ven, se animan?
Nota al pie:
Duelen los videos que circulan en redes sociales, y que dan cuenta del profundo clasismo y desinformación que se profesó en la mal llamada “Marcha para Defender al INE”, cuya principal controversia giró entorno al número de asistentes, y no al efecto que pudiera tener en el órgano electoral, que como muchas cosas en este país, es profundamente perfectible.
En ese ejercicio meramente político, la finalidad de los organizadores fue medir fuerzas, no defender a nadie...