Anderson Report

Nosotras sufrimos más la sed

La búsqueda y almacenamiento de agua es una de las principales causas de deserción escolar de niñas y adolescentes en el mundo, y la falta del líquido anima la violencia intrafamiliar.

El agua tiene género. El agua es femenina.

Sí, porque ante la escasez de este recurso son las mujeres quienes cargan, en el 64% de los casos, con la responsabilidad de proveer de agua a sus hogares (datos del BID). Solo 24% de los hombres llevan esta carga, porque su rol es enfocarse en actividades remuneradas.

Estamos en este momento viviendo una crisis hídrica en el país. Sobre todo en la zona poniente del Valle de México, que sufre la sequía de las cuencas del sistema de Cutzamala.

“Esta crisis es inédita, nunca había llegado a este extremo. Y sin dudas son las mujeres a quienes más impacta, porque deben hacerse cargo de contar con agua para bañar a toda la familia, para cocinar, para lavar ropa”, me confirma Heidi Storsberg, directora general del Organismo de Agua Potable, Drenaje y Saneamiento de Naucalpan.

Ella es una rara avis, porque si bien el uso del agua es netamente femenino, casi no hay mujeres en la planeación y en los procesos ligados a este recurso. Según el reporte ‘¿El agua tiene género’ del BID, a nivel global las mujeres están subrepresentadas: solo son 19.7 por ciento de los empleados del sector de agua y saneamiento, versus más del 60 por ciento en el sector servicios.

¿No valdría la pena la opinión de quienes cada día deben organizar su vida para su uso o la búsqueda?

“Es importante incorporar la perspectiva de género en esos proyectos (...) a través de la capacitación y sensibilización sobre las diferencias en los roles de género o tomando en cuenta la opinión y necesidades específicas de las mujeres durante los procesos de toma de decisión ligados al diseño e implementación”, afirma este informe del Banco.

Por ejemplo, son las vecinas de Naucalpan quienes hacen filas cada día para recibir agua de las pipas que distribuyen en el municipio. “Cuando no hay un tinaco, botean con lo que pueden, hasta con botellas de leche”, agrega Storsberg. En este municipio al poniente del Valle de México, 51.8 por ciento de la población son mujeres (432 mil 237 en total).

Hoy Naucalpan recibe la mitad de su suministro por la sequía del sistema de Cutzamala (70 por ciento del suministro depende de él) y también por el huachicoleo de agua que se ha detectado en la parte alta de esta cuenca, un tema del que la Conagua aún no ha tomado cartas en el asunto.

Para suplir la falta de agua, el municipio distribuye en promedio cada día hasta 120 viajes de pipas con 10 mil litros de agua (1.2 millones de litros) gratis, sobre todo en las partes más difíciles de acceder (como las barrancas) y el resto lo compran los vecinos a los distribuidores privados de pipas. Para poner en contexto, estas empresas distribuyen por día 2.5 millones de litros, es decir, que dos terceras partes del consumo viene de la compra privada de pipas.

Pero si bien hay mucha información acerca sobre el acceso, las fuentes de agua y los volúmenes faltantes, hay muy poca información desagregada por sexo.

A más tiempo dedicadas a las tareas domésticas (no remuneradas), y ahora con el extra de esperar, cargar y guardar el agua, las mujeres cada vez tienen menos oportunidades de trabajar y crecen las brechas de desigualdad. ONU Mujeres ha detectado que la búsqueda y el almacenamiento de agua es una de las principales causas de deserción escolar de niñas y adolescentes en el mundo y hasta despierta la violencia intrafamiliar el que no haya agua en una casa.

Curiosamente, desde hace poco más de un año quien dirige el seco Sistema de Cutzamala dentro de la Conagua, es una mujer: Citlalli Peraza Camacho.

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