“Deportar a 11 millones de personas es inviable desde el punto de vista de costos y hasta de logística, pero sí habrá deportaciones y por supuesto que afectarán a las remesas”. Así evalúa la situación actual Jesús Cervantes, una de las personas que más conoce de este tema en el país, quien dirige Estadísticas Económicas y coordina el Foro de Remesas de América Latina y el Caribe del CEMLA.
Ni durante la campaña presidencial de 2017 cuando Donald Trump también amenazaba con deportaciones y hasta con impuestos a las remesas peligraron tanto los envíos como ahora.
Las señales cambiaron: los primeros nombramientos de su futuro gabinete fueron todos vinculados con seguridad, frontera y migración. “Habrá menos deportaciones de las anunciadas pero se van a notar, será mucho más evidente que en la actualidad”, agrega Cervantes.
Y todo este ambiente generará inseguridad y seguramente pegará a los envíos de los que disfrutaban las familias mexicanas.
Si bien en las deportaciones actuales ha caído la cantidad de mexicanos (porque hay muchos otros países con mayor presencia), lo cierto es que hay dos medidas combinadas en esta ocasión: endurecer la frontera para que ingresen menos y la salida de migrantes deportados.
Según estimaciones de Homeland Security de 2023 hay 22 millones 951 mil 637 inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, de ellos 10 millones 918 mil 205 son mexicanos (47.6 por ciento). La cifra ha cambiado de manera considerable ya que en 2015 nuestros paisanos representaban 56 por ciento del total de la población migrante.
Durante todo el sexenio de AMLO hemos escuchado sobre los héroes vivientes y de qué manera año con año aumentaban sus envíos a México. Y era muy real: entre 2019 y 2023 se incrementaron en 70 por ciento al pasar de 37 mil 300 a 63 mil 300 millones de dólares. Desde 2021, somos el segundo mercado receptor de remesas del mundo después de India y desplazando a China.
“Es muy difícil calcular cuánto caerán las remesas, cómo será la política que se aplique en el nuevo gobierno en Estados Unidos pero el impacto será inevitable”, me explicaba Jesús Cervantes.
La situación de los envíos ya estaba mostrando un comportamiento diferente: al cierre del tercer trimestre de este año el porcentaje del ingreso laboral que enviaron los migrantes a México fue de 16.9 por ciento, cuando desde 2021 en adelante representaban entre 17.7 a 17.9 por ciento de su ingreso.
Si se mantiene el flujo actual, cerraremos 2024 con un monto total de remesas de 66 mil 500 mdd (equivalente a 3.7 por ciento del PIB) que llegarán a 6.1 millones de hogares mexicanos. Pero el efecto será mucho más amplio porque estos envíos constituyen una importante fuente de ingresos en dólares para la economía mexicana, sólo después de las exportaciones no petroleras. Una caída de las remesas impactará directamente en el tipo de cambio.
¿Se acabarán las noticias mensuales de récord de envíos al país? Parece por primera vez que sí.