Bajo cualquier criterio que se use, la crisis que padece la economía mexicana es una de las peores que ha tenido nuestro país en las últimas décadas, ya sea en términos de caída en la producción, de falta de empleos e incluso de pérdida de vidas humanas, tanto por la pandemia como por la violencia y la delincuencia. Solo en el último año se calcula que cerca de 10 millones de personas cruzaron el umbral de pobreza alimentaria.
Además, el temor de que se inicie un nuevo ciclo inflacionario se fortalece con el dato del incremento de precios al consumidor durante marzo, el cual fue de 4.67 por ciento en comparación al mismo mes del año anterior. Por su parte, los precios al productor se elevaron en 6.28 por ciento y los bienes intermedios lo hicieron en 9.16 por ciento en el mismo periodo, que son de los mayores porcentajes desde hace varios años para este mes. Mayores precios en un entorno de creciente desempleo se traducirá en mayores niveles de pobreza para un creciente número de personas.
Este ciclo vendría acompañado de incrementos en las tasas de interés, lo cual sería muy costoso para una gran cantidad de empresas y de familias que han perdido parte de su liquidez, enfrentando la caída en ingresos provocado por la actual pandemia. Hay que enfatizar que las tasas de interés en el país son mucho más elevadas que en el exterior, reflejando los riesgos que perciben los ahorradores y los inversionistas por tener sus recursos aquí. En la medida en que incrementaran su confianza en las medidas que se toman aquí y se fortaleciera la seguridad jurídica y física, se tendría una reducción en el costo del dinero, que beneficiaría a toda la economía.
A pesar de esta crisis, existen algunas oportunidades para que México pueda recuperar un crecimiento sólido para los próximos años, de tomarse las medidas correctas. La condición indispensable para recuperar un crecimiento sólido es el incremento en la inversión. En nuestro país 10 por ciento de la inversión total la lleva a cabo el gobierno y el remanente 90 por ciento es realizado por el sector privado. El sector público no tiene recursos suficientes para incrementar la inversión en el corto plazo e incluso se reducirá en los siguientes años, debido a los distintos programas sociales, al incremento en las pensiones y al posible aumento en las tasas de interés, que se traducirá en mayores gastos por la deuda pública.
Por lo mismo, para iniciar un ciclo de crecimiento se requiere que se eleve la inversión privada. La misma no la realizan solo las grandes empresas, sino en su mayoría resulta de la que hacen las medianas, pequeñas y microempresas que existen y las que se crean todos los días.
A pesar del entorno negativo que actualmente existe, se tienen algunas señales de que hay algunas ‘ventanas de oportunidad’ para recuperar el crecimiento de nuestra economía, como son: 1) Varias de las grandes potencias del mundo, como Estados Unidos y China, han reiniciado su crecimiento, que fortalece el comercio internacional, lo que eleva la demanda por nuestras exportaciones. El Fondo Monetario Internacional estima que la economía norteamericana crecerá 6.3 por ciento en este año, China 8.4 e India 12.5 por ciento. 2) Se incrementa la vacunación para detener el Covid-19, lo que reactiva a las diversas economías del mundo. 3) Los Estados Unidos deberán buscar el aprovisionamiento para sus industrias en otros países derivado de su conflicto comercial con China, siendo México una oportunidad inmejorable. 4) Se tiene en México un sistema bancario capitalizado que podría financiar la reactivación. 5) El fuerte incremento de liquidez global está a la búsqueda de oportunidades de inversión en los distintos países, de lo cual puede beneficiarse México. 6) La economía mexicana tendrá un crecimiento por razones de ‘rebote estadístico’, pero que puede servir de base para una nueva etapa de confianza y crecimiento.
Todo lo anterior podría aprovecharse si se toman medidas fiscales, regulatorias y de mayor seguridad para que las millones de empresas y personas incrementen la inversión privada, que sería la base de un crecimiento sólido para los próximos años. Para ello se requiere un acuerdo tácito entre los distintos sectores de la producción y el gobierno para elevar la inversión. No se puede elevar la producción nacional y el ingreso de las personas con reducción en la inversión.
El autor es economista.