Benito Solis

Contrasta fortaleza del franco suizo vs. monedas latinoamericanas

Un importante factor que explica la fortaleza de la moneda suiza es la confianza que generan sus instituciones y su Estado de derecho, sus finanzas públicas y su Banco Central.

LUCERNA, Suiza.− Este país tiene una de las monedas más estables y sólidas que existen en la actualidad, lo que es un elemento fundamental que explica su desarrollo económico, permitiéndole uno de los más altos niveles de vida en el mundo. Sin embargo, no siempre ha sido así ya que al inicio del siglo XIX cerca de 75 entidades acuñaban dinero, por lo que existían casi 860 tipos diferentes de monedas en circulación. Los diferentes cantones, ciudades, bancos e incluso iglesias emitían diferentes monedas y billetes, por lo que el sistema monetario era muy complejo. Es con la reforma monetaria de 1850 que se le otorga al gobierno federal el monopolio de emitir dinero, el cual era respaldado por el oro y quedaba a la par con el franco francés.

Posterior a la Segunda Guerra Mundial el país se suma a los Acuerdos de Bretton Woods y el franco suizo se fija al dólar con una tasa de cambio de 4.3022. En las últimas décadas esta divisa ha tenido una importante apreciación y hoy en día se cotiza por arriba del dólar, ya que con 0.90 francos se puede adquirir un dólar; mientras que al inicio de la década de los 80 se requerían más de cuatro francos para comprar un dólar. Esto significa que los habitantes de ese país que tienen ingresos en francos suizos poseen un gran poder de compra para adquirir bienes en el extranjero. Pero este beneficio por la apreciación de su moneda pone en riesgo a sus exportadores, como son los fabricantes de maquinaria, relojes, quesos, etcétera, quienes obtienen menos ingresos por sus ventas en el exterior. Además, los habitantes de este pequeño país, al adquirir diversos bienes del exterior más baratos que los producidos dentro reducen la inflación, pero ponen en riesgo a los fabricantes nacionales. Esto ha sido un factor que dificulta las actuales negociaciones de comercio con la Unión Europea.

Un importante factor que explica la fortaleza de la moneda suiza es la confianza que genera la fortaleza de sus instituciones y su Estado de derecho, el superávit en sus finanzas públicas, así como la independencia y solidez de su Banco Central entre los inversionistas extranjeros, que por lo mismo desean depositar sus capitales en el sistema financiero suizo. La fuerte demanda resultante por la divisa ha incrementado su cotización, lo que ha propiciado que la tasa de interés se sitúe en -0.75 por ciento, es decir, que el banco no solo no entrega un rendimiento a los ahorradores, sino que pide que se le pague este porcentaje por recibir depósitos.

Esta situación contrasta con lo que sucede con la mayoría de las divisas latinoamericanas, incluyendo la mexicana, las cuales han tenido un largo periodo de inestabilidad, devaluaciones, controles de cambios y altas tasas de inflación. El récord de la mayor inflación en el mundo le corresponde en la actualidad a Venezuela, que en la pasada década se estima podría estar en ¡54 millones por ciento! Este incremento de precios imposibilita que funcione el mercado y se estima que el PIB de esa nación latinoamericana se contrajo en 35 por ciento el año pasado y en 30 por ciento el año anterior. Lo que más sorprende es que esto sucede en el país que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo.

Algunos gobiernos han tratado de mantener la estabilidad de sus monedas, a pesar de que no tienen gran confianza por parte de los inversionistas, por medio de altas tasas locales de interés. Entre los mismos están Turquía (19 por ciento), Ecuador (8.3 por ciento), Brasil (4.25 por ciento), Argentina (38 por ciento) e incluso México (4.25 por ciento). El problema con esta estrategia es que eleva el servicio de la deuda pública, lo que termina deteriorando las finanzas de los gobiernos. Posteriormente y para enfrentar este desequilibrio es frecuente que se busque incrementar la recaudación fiscal, ya sea por mayores o nuevos impuestos, lo que reduce aún más la inversión deteriorando el entorno macroeconómico.

La solución para lograr elevadas tasas de crecimiento económico es creando un entorno que propicie la inversión pública y privada en proyectos de elevada rentabilidad, con baja tasa de inflación y equilibrio en promedio en las finanzas públicas, respetando la autonomía del Banco Central, con nombramientos de funcionarios honestos con alta calidad técnica y dejando operar a los mercados, en donde se respete el Estado de derecho. Para lograr el desarrollo económico no existen caminos cortos y es el resultado de una estrategia de esfuerzo en el largo plazo.

El autor es economista.

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