Benito Solis

Estado de derecho: base para la inversión y el crecimiento

Para que se pueda reactivar la inversión se requiere que se tenga un Estado de derecho, es decir un entorno en donde las leyes se respeten y cumplan.

En memoria del magistrado

Luis Octavio Porte Petit

(1938-2021).

El reconocido jurista mexicano Luis Porte Petit decía que el respeto al Estado de derecho en una sociedad era la base para que existiera desarrollo económico, debido a la relación tan estrecha entre las leyes de un país y su entorno económico. Se entiende como Estado de derecho de una sociedad al hecho donde todas las personas, instituciones y entidades públicas y privadas, incluidas el propio Estado, están sometidas a las leyes que se promulguen.

Esto hace más predecible el entorno futuro de esa economía. Esto es fundamental para la existencia de la inversión en el presente, ya que la misma requiere varios años de rendimiento del capital en el futuro para recuperarse. Ninguna empresa podría invertir millones de dólares en algún entorno en el cual se pueden modificar las reglas de manera inesperada y arbitraria por parte de los gobiernos. Para atreverse a realizar la inversión, donde no se tiene un Estado de derecho, se requieren ciertas garantías mínimas así como un mayor rendimiento (que equivale a tasas de interés más elevadas) y menores plazos para recuperar la inversión inicial.

Al ser baja la inversión, la contratación de trabajadores y empleados es menor, disminuyendo así la creación de empleos formales y por ende los sueldos promedio en la economía serán reducidos, el cual es el entorno que predomina en gran parte de Latinoamérica. Una mayor inversión en el país provocaría un mayor crecimiento económico y consiguientemente la recaudación fiscal sería más elevada, lo que permitiría reducir la deuda pública bajando así las tasas de interés, propiciando inversión adicional en el país, entrando así al círculo del desarrollo económico. Esta situación se ha tenido en varios países asiáticos como China y en el que está entrando India en la actualidad.

Se entiende como inversión la producción de bienes que permiten un incremento de la producción futura. Por ejemplo, la producción de automóviles para las familias se podría definir como bienes de consumo, pero la producción de camiones para transporte de material de construcción es un bien de capital. En países como China cerca de 50 por ciento de la producción es para elaborar bienes de capital, lo que ha permitido que el país tenga crecimientos superiores al 10 por ciento cada año; mientras que en México la inversión es cercana o inferior a 20 por ciento del PIB, lo que permite tener un crecimiento cercano a 2.0 por ciento anual.

En México es muy preocupante que la inversión, tanto la pública como privada, no solo no se ha incrementado en los pasados años, sino ha tenido una importante reducción, desde antes de la aparición de la actual pandemia. Su tendencia negativa se inició a partir de julio de 2018, mes de las pasadas elecciones presidenciales, teniendo una reducción cercana a 10 por ciento para febrero del año pasado. Sin embargo, la contracción se aceleró en los siguientes meses, cayendo cerca de 30 por ciento adicional como resultado de la pandemia del Covid, para tocar sus mínimos en mayo del año pasado. En la medida en que se tuvo un conocimiento más claro de esta enfermedad y su tratamiento, se inició la recuperación de la inversión en el país, pero se ha mantenido por debajo de los niveles prepandemia.

Es preocupante que la inversión fija bruta haya registrado retrocesos en los pasados tres meses con respecto al mes inmediato anterior, a pesar de que muestra incrementos respecto al mismo mes del año anterior. O sea, se tiene un crecimiento anual por efecto estadístico, pero está iniciando una nueva tendencia negativa. La inversión fija bruta total durante junio del presente año tuvo un comportamiento de -1.8 por ciento respecto a mayo (que en términos anualizados sería cercana a -22 por ciento).

Son varias las razones de esta reducción en la inversión, entre las que se encuentran las siguientes:

1) El riesgo de que el nuevo incremento de la pandemia, tanto en México como en el extranjero, vuelva a tener un grave impacto en la paralización de las actividades económicas.

2) Incertidumbre respecto al comportamiento de las tasas locales e internacionales de interés, ya que su incremento reduce o elimina la rentabilidad de los distintos proyectos.

3) Es posible que la economía pospandemia sea muy diferente a la previa en diversos sectores, cambiando de manera permanente los gustos de la gente y los hábitos de trabajo. Como ejemplo están que la demanda por corbatas y trajes de vestir tengan una reducción permanente o que se mantenga un porcentaje importante de trabajo en casa, reduciendo la demanda por automóviles, así como espacios de oficina y consumo en restaurantes.

4) Otro factor que afecta la inversión es que se mantenga o agrave la posición en contra del sector empresarial por parte del sector público en distintos países, incluyendo México.

Para que se pueda reactivar la inversión se requiere que se tenga un Estado de derecho, es decir un entorno en donde las leyes se respeten y cumplan, así como un entorno de mayor armonía por parte de los distintos sectores de la sociedad.

El autor es conomista.

COLUMNAS ANTERIORES

Afectará a México el nuevo equilibrio económico global por Trump
Empeoran perspectivas de México por elecciones en EU y la reforma judicial

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.