BUENOS AIRES, Argentina.- Las pasadas dos décadas se caracterizaron por una expansión monetaria global importante, que permitió beneficiarse del cambio en el modelo económico en los diferentes países, así como de la reducción de los costos resultante de la globalización y de la transformación de la estructura económica por la invención y el uso generalizado del Internet.
Por un lado, se generalizó en varias regiones del planeta el sistema de libertad de precios para lograr una mejor asignación de los recursos, lo que incrementó la productividad y la producción de bienes y servicios. Otro beneficio fue el aprovechamiento de las ventajas comparativas de los países por parte de los consumidores y de los productores. Esto es debido a que las naciones se especializan en la producción de los bienes en donde sus costos son menores. Así hemos visto una importante reducción en los precios de diversos bienes como son las televisiones y línea blanca, aparatos electrónicos diversos, etc., en todo el mundo. Esto puso al alcance de diversos sectores de la población una gran cantidad de bienes que hace algunos años no podían adquirir. Finalmente, un tercer factor que permitió el actual avance fue la transformación del sistema económico por el uso del Internet, tanto en los hábitos de consumo, como en las diversas maneras en que ahora se trabaja.
Esta política expansiva, que llamo la “cobija monetaria”, creció y abarcó a gran parte de los países, lo que se reflejó en mayores montos de financiamiento para los gobiernos, para las empresas y para los particulares; además de una reducción importante en las tasas de interés. Esto impedía conocer el verdadero riesgo crediticio de los deudores, así como de sus proyectos. Cuando la tasa de interés es cercana a cero una gran cantidad de empresas y gobiernos parecen que siguen políticas y estrategias positivas.
Esta política monetaria expansiva se incrementó de manera importante a raíz del Covid, lo que agravó las distorsiones que ya existían y crecían en los diferentes mercados y zonas económicas, principalmente el fenómeno inflacionario. Adicional a esto, el proceso de globalización se revirtió con el rompimiento de las cadenas productivas internacionales y el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania. Lo anterior obliga a que la expansión monetaria también deberá de reducirse e incluso revertirse, es decir, ahora la “cobija monetaria se encoge”, pero su impacto no es homogéneo, sino es mucho más fuerte en las orillas que en el centro. Gobiernos con malas políticas económicas, así como empresas con mala administración, que poseen gobiernos corporativos deficientes y con proyectos mal evaluados, así como individuos con mayores niveles de riesgo crediticio tienen dificultades para cumplir de manera correcta el servicio de su deuda.
Cuando se cambia la política monetaria es común que sus efectos se consideren transitorios, por lo que se posponen o se evitan los ajustes, esperando que se regrese a la “normalidad” de las políticas expansivas globales. Es frecuente que los gobiernos hayan creado programas sociales e iniciado proyectos de baja rentabilidad, con ingresos que consideran que se mantendrán en el largo plazo y que el servicio de su deuda tendrá un bajo costo. Sin embargo, esto no es así y tienen problemas para su financiamiento.
Por lo mismo se toman decisiones que posponen las correctas soluciones o que incluso agravan los problemas. Además, es frecuente que se busquen culpables para responsabilizarlos de los mismos, ya sea dentro o fuera de su país. Por ejemplo, se acusa a los comerciantes y a los empresarios de ser los culpables de los mayores precios o de que los países vecinos quieren invadirlos o de que los inmigrantes son los que destruyen los empleos y asaltan a la población.
Lo que está sucediendo en la actualidad en Argentina, un país con grandes recursos, una población preparada y una economía muy diversificada es un ejemplo de la rapidez con que se puede deteriorar una economía que está en la “orilla de la cobija” al posponer los requeridos ajustes. Su deuda gubernamental pasó de representar cerca de 50 por ciento a más de 100 por ciento en solo cuatro años; el peso argentino se cotizaba a inicio del año 2020 en 66.30 por un dólar y hoy está en 170, pero como hay control de cambios, existen diversas cotizaciones dependiendo su origen y su uso, como es el de turistas o el agrícola. Por su parte la inflación se ha duplicado y fue de 6.3 por ciento solo el mes pasado y en términos anuales ya está en 88 por ciento en comparación al año anterior, siendo superior al 100 por ciento en vestido, calzado y cerca de este porcentaje en alimentos y bebidas. Por su parte, las tasas de interés para los créditos ya están por arriba de 100 por ciento y es difícil obtenerlos.
México debe de ser cauteloso con sus políticas económicas porque continuará reduciéndose el tamaño de la “cobija crediticia global”, lo que agravará la obtención de recursos para el gobierno y para las empresas. Pero al mismo tiempo se abren oportunidades muy importantes.
El autor es economista.