El aumento en las tasas de interés en Estados Unidos, y como resultado en la gran mayoría de los demás países, está perjudicando a los diversos deudores en el mundo. Tanto gobiernos locales como empresas e individuos están siendo obligados a modificar sus estrategias financieras, sus planes de inversión y sus hábitos de consumo. Son frecuentes los casos en los que se solicitan reestructuras de las deudas y en ocasiones se tienen suspensiones en el pago de las deudas o incluso quiebras de las empresas, ya sean pequeñas o grandes.
Las calificadoras de deuda se encargan de dar su opinión respecto a la capacidad de los deudores de poder cumplir con el servicio de las mismas, lo que permite tener un sistema de riesgos, de probabilidades y de diferentes tasas de interés, las cuales reflejan el riesgo de incumplimiento. Todo el esquema está basado en la calificación del emisor de deuda de menor probabilidad de incumplimiento de la misma, que es el gobierno de Estados Unidos, que tenía la calificación de AAA. Sin embargo, hace varios años se presentó el riesgo de que no pudiera cumplir con el pago de esta, por lo que una de las grandes calificadoras globales le redujo su calificación un nivel, lo cual provocó un fuerte impacto en todo el sistema financiero.
Hoy se repite esta situación, ya que el jueves pasado se alcanzó el límite autorizado de endeudamiento del gobierno federal de Estados Unidos y para evitar la suspensión en el servicio de la deuda intervino dos fondos gubernamentales de jubilados. En caso de que siga la misma situación, el gobierno tomará medidas adicionales, como suspender varios servicios, detener el pago de ciertos empleados federales y otras más.
Ese gobierno, a diferencia del resto del mundo, tiene la capacidad de imprimir dólares para cumplir con sus obligaciones financieras, pero requiere la autorización de su Congreso. Para otorgarlo un grupo de representantes (diputados) del partido republicano exige que se reduzcan algunos programas sociales de apoyo a ancianos y a grupos de menores ingresos, entre otros puntos. En el caso de que el gobierno no cumpla con su servicio de la deuda sería el equivalente de la explosión de una bomba atómica en el sistema financiero global, riesgo que propiciará una creciente volatilidad en los mercados financieros en los siguientes días y semanas.
Los gobiernos de otros países no pueden imprimir dólares, pero sí pueden emitir moneda local para cumplir con el servicio de sus deudas, por lo que no se ven obligados a declarar la suspensión en el pago de estas, pero este incremento del circulante se refleja en una mayor inflación. Tal es el caso de Argentina, en donde el gobierno controla al banco central y en donde la inflación anual ya se encontraba en 95 por ciento en diciembre pasado. Otro caso parecido es el de Turquía, donde la inflación ya alcanzó 64 por ciento. Es por eso la importancia de que México tenga un banco central autónomo, pero también el riesgo de poner en su Junta de Gobierno a integrantes con poca experiencia y prestigio, subordinados al gobierno federal.
Estados Unidos posee una elevada deuda pública, la cual pasó de representar menos de 60 por ciento del PIB en el año 2000 a una superior a 130 por ciento en la actualidad; situación parecida en mayor o menor medida, en la mayoría de los demás países del mundo. En nuestro vecino país del norte, se utilizó la expansión monetaria y el incremento de la deuda lo mismo para enfrentar la crisis inmobiliaria de hace dos décadas, que la crisis bursátil del dot.com, el impacto económico de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York o que la reciente pandemia provocada por el Covid-19. Debido a la mayor actividad económica mundial, al extraordinario crecimiento del comercio mundial y a la acumulación de importantes montos en las reservas internacionales de los bancos centrales del mundo, entre otros fenómenos, la expansión monetaria no se había reflejado en inflación importante. Sin embargo, se ha iniciado el ciclo inflacionario que para detenerlo se requiere la reducción monetaria, con su efecto de incremento en las tasas de interés.
El actual reto para los distintos gobiernos es hacer los ajustes correspondientes, sin que se tenga un elevado costo en términos de recesión. Por su parte, las empresas deben de transformarse de un entorno de bajas tasas nominales de interés a uno de mayores tasas y seguir siendo rentables. Mantener el crecimiento es fundamental para evitar que los sectores de la población más necesitados paguen por una expansión económica de la cual no siempre lograron beneficiarse.
El autor es economista.