Los distintos países del mundo siguen en lucha contra la inflación, lo que es fundamental para el buen funcionamiento de los distintos mercados, así como lograr incrementar las tasas de inversión, sobre todo de largo plazo, elevar la productividad de las economías y mejorar la distribución del ingreso e incluso reducir los diversos problemas sociales, entre otros beneficios que tiene la estabilidad de precios.
En esta batalla en contra de la inflación tiene un papel destacado lo que realice Estados Unidos, por su actividad como la economía más grande del mundo, así como por ser uno de los principales causantes del actual desequilibrio monetario global, tanto por la actividad de la Fed como por el importante crecimiento de su deuda pública.
La Fed norteamericana, al igual que los demás bancos centrales del mundo, utilizan el principal instrumento de que disponen para controlar la inflación, es decir, el incremento de las tasas de interés, cuya contraparte es la reducción de los agregados monetarios, es decir, la cantidad de dinero que está en circulación. Un impacto secundario negativo de esta política de reducir la liquidez en las diversas economías es que también perjudica las ventas de las empresas, debilita la actividad económica y perjudica la creación del empleo. Incluso en el extremo provoca recesión económica.
Resalta que en la segunda mitad del año pasado fue obvia la disminución en la tasa de inflación en aquel país, ya que mientras el incremento promedio de los precios mensuales, con respecto al mes inmediato anterior fue de 1.7 por ciento en los primeros seis meses; de julio a diciembre bajó a ser de solo 0.2 por ciento en promedio mensual. Esto significaba que en términos anualizados pasó de estar en niveles superiores a 20 por ciento a situarse por debajo de 3.0 por ciento anual.
Lo anterior se interpretó como que el incremento en las tasas de interés estaba logrando su objetivo; siendo lo más relevante que se podía obtener el control de la inflación sin provocar una recesión, lo que se denomina soft-landin. Esto provocó que los distintos mercados financieros y bursátiles tuvieran una fuerte recuperación en los últimos meses.
Por lo mismo resultó preocupante que la inflación en Estados Unidos durante el mes de enero con respecto a diciembre fuera de 0.5 por ciento, mientras que en México fue 0.68 por ciento, ambos por arriba de lo esperado e incompatible con el control de la inflación. En aquel país destacan que los mayores incrementos se dieron en el sector de alimentos (0.5 por ciento), en energía (2.0 por ciento) destacando la gasolina (2.4 por ciento) así como en diversos servicios, como el transporte (0.9 por ciento). Esto ha detenido el avance que tenían los distintos mercados y existe la duda si esto fue un fenómeno temporal o marca un cambio en la tendencia.
En el caso de que la inflación se mantenga elevada en febrero, será inevitable que la Fed y el Banco de México prosigan con incrementos agresivos en las tasas de interés de referencia. Esto provocaría un nuevo periodo de volatilidad en los mercados financieros e incluso en los cambiarios, confirmando que el control de la inflación no es tan fácil como algunos pensaron. Una dificultad adicional para controlar la liquidez en el país con el aumento en las tasas de interés, es que propicia la entrada de capitales, lo que aprecia el tipo de cambio castigando las exportaciones y el turismo.
Habrá que estar pendiente de la inflación en los siguientes meses para entender lo que sucede en el entorno financiero global y nacional.
El autor es economista.