Los gobiernos en el mundo habían encontrado como posible solución para sus distintos problemas el incremento en sus déficits fiscales, lo cual condujo a un aumento notable en sus deudas. Esto no había provocado graves desequilibrios en las economías en el corto plazo debido a varios factores, destacando el proceso de globalización y su importante reducción de costos. Las empresas partían sus procesos de producción en partes, para aprovechar los menores costos que ofrecían varios países, destacando el caso de China.
Un elemento adicional que permitió la reducción de costos fue la actual revolución tecnológica, que ha permitido un incremento drástico en la productividad en diferentes países. Estos elementos permitieron una reducción de precios de diversos productos como son los textiles y sobre todo los bienes electrónicos. Basta ver la reducción de los precios de las pantallas de televisión y computadoras en la últimas década y media en cualquier tienda en el mundo.
Lo anterior permitió un mayor déficit público y una expansión monetaria en la mayoría de los países, sin que se reflejara en incremento de los precios. Mientras que la deuda pública promedio en el mundo hace una década era el 75 por ciento del PIB, hoy es superior al 90 por ciento. Por su parte en Estados Unidos la deuda pública era el 60 por ciento del PIB en el año 2006 y hoy en día es el doble, es decir cerca del 120 por ciento del PIB. El caso de China es preocupante por el crecimiento de su deuda, ya que representaba cerca del 30 por ciento del PIB hace 10 años y hoy ya se eleva al 75 por ciento.
Este crecimiento de la deuda es resultado directo de un mayor déficit fiscal. Por ejemplo, en China el déficit fiscal en el año 2022 fue del 7.5 por ciento del PIB, siendo muy inferior en las décadas anteriores. En España en el año 2022 representó el 4.7 por ciento del PIB y en Estados Unidos llegó a ser superior al 11 por ciento, mientras que en Francia fue cercano al 5.0 por ciento y en Italia se elevó al 8.0 por ciento. Por su parte destacan países que han logrado mantener finanzas públicas muy sanas, resaltando el caso de Noruega que tuvo un superávit del 26 por ciento del PIB, uno de los más elevados en el mundo, como resultado de su fondo petrolero, en el cual se acumulan los excedentes de sus exportaciones de petróleo. En México se creó un fondo petrolero a semejanza del noruego, pero los distintos gobiernos lo han utilizado para financiar gasto público.
Es relevante ver que países que tienen un pequeño déficit son aquellos que en promedio tienen un mayor nivel de vida de sus poblaciones, así como bajas tasas de inflación. Entre estos destacan el caso de caso de Suecia, con un superávit fiscal del 0.6 por ciento; Suiza que después de varios años de tener superávit fiscal en este caso ejerció un pequeño desequilibrio de 0.5 por ciento del PIB. Está también el caso de Dinamarca, que muestra un superávit de 3.4 por ciento del PIB e Irlanda con superávit del 1.6 por ciento de su economía. Lo anterior muestra claramente que países que tienen equilibrio fiscal logran tener un mayor crecimiento económico.
Hoy se tiene un proceso de desglobalización y de regionalización, en el cual las empresas buscan producir cerca de sus mercados debido a los riesgos políticos y los mayores costos de transportación. Por otra parte, las mayores tasas de interés están teniendo un impacto en el servicio de las deudas públicas, lo cual propiciará un círculo vicioso de mayores costos financieros => mayores déficits => mayor deuda => mayores costos.
Debido a que las tasas de interés se mantendrán elevadas por más tiempo del previsto será inevitable la suspensión de pagos y la quiebra de diversas empresas, así como renegociaciones forzadas de diversos gobiernos en los siguientes meses y años. Por su parte, los consumidores se verán afectados en su poder de compra en la mayoría de los países.
El caso de México es excepcional por situarse dentro del Tratado de Libre Comercio con el mercado más grande del mundo, que lo vuelve muy atractivo para realizar inversiones; así como por tener una deuda baja en comparación con otros países. Esta es una oportunidad que requiere hacer cambios internos que atraigan las inversiones que necesitamos.
El autor es economista.