Benito Solis

Competencia, base del crecimiento económico y de la democracia

La contraparte política del sistema de libre mercado es la democracia, en donde los ciudadanos puedan escoger en libertad y en condiciones de igualdad a sus gobernantes.

Uno de los principales objetivos de los distintos gobiernos en el mundo es lograr crecimiento económico, lo que se traduce en incremento en los ingresos de la población, así como en mayores recursos públicos que permiten proporcionar más y mejores servicios públicos. Sin embargo, a pesar de la evidencia que existe al respecto en la historia de la humanidad, no es claro para todos cuál es el medio más efectivo para obtenerlo.

La economía global ha tenido un extraordinario crecimiento económico y una importante reducción de la pobreza en los últimos 40 años. Esto, como resultado de la generalización del sistema de libre mercado o de precios en la mayoría de los países, lo que se ha traducido en una globalización de los procesos productivos ocurridos en este periodo.

En donde existe el sistema de mercado son los consumidores los que, con su poder de compra, imponen las condiciones a los fabricantes de lo que quieren, cómo lo quieren y los precios que pueden pagar por esos bienes. Los comerciantes y los fabricantes tienen que aceptar las reglas de los consumidores porque, si no, estos buscan a otros fabricantes y a otros productores que les proporcionen los productos que ellos desean. Es lo contrario en donde existen monopolios, ya que son los fabricantes y los comerciantes quienes ofrecen sus productos al precio que ellos quieren y con los márgenes de utilidad que desean obtener. Los consumidores aceptan y adquieren los servicios y los productos a ese precio y en esas condiciones o no tienen otra alternativa.

Es la competencia entre los distintos fabricantes comerciantes a oferentes lo que permite que haya crecimiento económico. Ellos tienen que competir entre sí para obtener la preferencia de los consumidores, por medio de mejorar su calidad, así como reducir sus precios. Sus utilidades resultan de reducir sus costos e incrementar su productividad.

Pero para que funcione el sistema de libre mercado se requieren varias condiciones como son: que no exista inflación, que se tenga información cierta y disponible para todos, que los empresas puedan entrar y salir de los mercados, que exista competencia en igualdad de condiciones, que no existan monopolios, que las empresas y las personas puedan quedarse con las utilidades de su producción, pero que también absorban las pérdidas de sus malas decisiones y otras más.

Para obtener todo lo anterior es indispensable la participación de los gobiernos para dar certidumbre, para evitar la existencia de la inflación, para tener fuertes instituciones que impidan la existencia de monopolios, que exista certidumbre y seguridad para que puedan trabajar las empresas, las personas y que los consumidores puedan libremente acceder a los mercados. En suma, que exista libertad en los mercados y un Estado de derecho que proporcione certidumbre a los habitantes de los países. En México, en los últimos años varias de estas condiciones no se cumplen o se han eliminado instituciones útiles para el funcionamiento de los mercados. Por lo mismo, el crecimiento económico del país será menor en el futuro.

La contraparte política del sistema de libre mercado es la democracia en donde los ciudadanos puedan escoger en libertad y en condiciones de igualdad a sus gobernantes. La democracia no siempre asegura que las mejores personas accedan al poder, pero si permite quitar a los malos gobernantes.

Los países en donde existe libertad de mercados y democracia son aquellos que tienen un mayor crecimiento económico y nivel de vida más elevado para su población. A eso debemos de aspirar.

COLUMNAS ANTERIORES

Deterioro en la calificación de México recuerda que se necesita crecimiento
Afectará a México el nuevo equilibrio económico global por Trump

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.