Dentro de unos días México tendrá las elecciones políticas más importantes y numerosas de las últimas décadas y los diferentes candidatos hacen todo tipo de promesas a los ciudadanos, como son nuevos y diferentes programas sociales, mejores y más escuelas y hospitales, incremento de sueldos, más carreteras y mejores policías, así como muchas propuestas más. Sin embargo, hasta este momento no hemos escuchado de dónde se obtendrán los abundantes recursos que se requieren para cumplir con todo lo ofrecido a los votantes.
Las elecciones son importantes, ya que, aunque no aseguran que los mejores hombres y mujeres lleguen al poder, sí permite que la ciudadanía pueda quitar a los malos funcionarios. De aquí la importancia de que las mismas las organicen y controlen organismos autónomos e independientes de los partidos y de los distintos candidatos, para tener elecciones imparciales. Sin embargo, esto no asegura que se obtengan los recursos que se requieren para lo ofrecido.
Se podrían cumplir algunos de estos por medio de incrementos de la deuda pública, así como por medio de emisión de circulante o por mayores impuestos, pero los negativos efectos que derivan de estos mecanismos serían mayores que los beneficios. Por lo mismo, los ciudadanos terminarían peor que antes.
La manera más sana de poder cumplir con estas promesas es por medio de elevar el crecimiento económico del país. Esto permitiría crear más empleos, otorgar mejores sueldos e incrementar las ventas, lo que eleva el consumo y por ende, la recaudación de impuestos, así como el bienestar general. Con los mismos se podría pagar los nuevos programas sociales, contratar más y mejores policías, construir infraestructura y muchas cosas más. Sin embargo, el crecimiento permanente de las economías solo se logra por medio de incrementos en la inversión productiva, es decir, en producir bienes que a su vez incrementarán la producción de más bienes y servicios. Sorprende que ni los candidatos a los distintos puestos ni los medios de comunicación mencionan el tema de la importancia de los recursos para cumplir las diferentes promesas, como si los recursos públicos fueran infinitos y aparecieran de manera abundante y sin costo.
Para que las personas y las empresas decidan reducir su consumo para invertir se requiere una gran cantidad de condiciones. La primera es la certidumbre jurídica y física, ya que cambios en las llamadas ‘reglas del juego’ impiden recuperar los recursos invertidos. Una persona invierte parte de su patrimonio, esperando recuperarlo en el medio plazo, con un rendimiento. Por eso, cambios en las disposiciones legales como son controles de precios, una mayor inflación y devaluaciones en el valor de la moneda o cambios en las tasas de interés modifican los supuestos iniciales de la inversión.
Es por esto que la cancelación del aeropuerto que se estaba construyendo en Texcoco mandó la señal a los inversionistas de que el gobierno entrante estaba dispuesto a realizar cambios importantes a los inversionistas, a pesar de los contratos firmados. Esto redujo la inversión para todo el sexenio y perjudicó el crecimiento de todo el periodo presidencial. Es por esto que en los países que tienen un mayor nivel de vida le dan gran importancia al control de la inflación y a tener organismos de impartición de justicia, que sean autónomos e independientes del Poder Ejecutivo, para que los ciudadanos puedan defenderse de decisiones arbitrarias de los funcionarios públicos. Por lo mismo, los inversionistas nacionales y extranjeros ven con preocupación los ataques que reciben los jueces y la Suprema Corte en México.
Por lo mismo, los ciudadanos debemos ver con cuidado cuáles son los candidatos que podrían lograr que la economía tenga un mayor crecimiento en los siguientes años, lo cual nos proporcionará un mayor beneficio a los mexicanos.