La gran mayoría de los países desarrollados se han recuperado de la crisis del Covid y sus niveles actuales de producción ya son superiores a los prevalecientes antes de esta pandemia. Sin embargo, prevalecen diversos y graves riesgos, tanto en el entorno internacional como en el nacional, que el nuevo gobierno mexicano deberá de enfrentar en los próximos meses e incluso años. Entre los mismos están los siguientes:
1) Un crecimiento global débil después de la recuperación inicial. Además, uno de los grandes motores de la economía global, que es China, sigue con problemas internos por su deuda y por la crisis del sector inmobiliario. En este escenario la economía mexicana no es atractiva para los grandes inversionistas, por la incertidumbre respecto a su política económica y jurídica futura.
2) Persisten graves riesgos geopolíticos, tanto por el conflicto entre Israel, los palestinos y la amenaza de un ataque de Irán como por el tema de la invasión de Rusia a Ucrania, que en lugar de solucionarse parecen incrementarse.
3) El resultado de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos puede no ser positivo para México, ya que un candidato amenaza con elevar los aranceles a los productos que importa de otros países, como China y México. La otra candidata parece seguirá políticas expansivas que pueden desequilibrar más el entorno financiero global.
4) Cada vez se escuchan más voces en Estados Unidos que proponen la cancelación del T-MEC, convenio comercial que es la principal fuente de crecimiento de nuestro país. Esto se debe a que las diversas propuestas legales del gobierno mexicano no parecen ser compatibles con el acuerdo comercial, así como por el incumplimiento de algunas cláusulas de este.
5) El creciente poder de la delincuencia organizada en distintas partes del territorio nacional tiene un elevado costo para los ciudadanos y para las empresas.
6) El bajo crecimiento de la economía mexicana se refleja en una débil creación de empleos y en caída en el ingreso real de las personas, en dificultad para reducir la inflación, así como en una baja recaudación fiscal.
7) La debilidad de las finanzas públicas, que se manifiesta por un déficit en el presente año del 6% del PIB, que no fue suficiente para reactivar la economía de manera significativa. Relevante en este aspecto es el creciente servicio de su deuda pública.
Ante estos riesgos externos e internos se requiere que en México se tengan un gobierno y una economía fuerte para poder superarlos y estar en condiciones de poder enfrentar una posible crisis en los siguientes meses. Hay que enfatizar que los gobiernos no crean riqueza, como muchos suponen, sino que solo transfieren recursos de un sector hacia otro. El incrementar o crear nuevos impuestos, como muchos proponen, sólo debilitan a un sector para favorecer a otro, pero la cantidad de recursos a nivel nacional se mantiene constante. Incluso hay casos en que los gobiernos realizan inversiones que no son productivas, lo cual reduce la riqueza total de los países. En México existen varios ejemplos de esto.
Las empresas, ya sean pequeñas, medianas o grandes, son las que permiten tener crecimiento económico, esto es crean riqueza y empleos. Por lo mismo, los países que tienen mayores niveles de vida son aquellos que propician un entorno donde aquellas puedan funcionar adecuadamente. La inversión privada en el país sigue siendo baja para lograr un crecimiento del 5% o más que se requiere. El crecimiento económico permitirá al gobierno incrementar sus ingresos, para poder proporcionar mejores servicios públicos, reducir su deuda, lo que permitiría bajar las tasas internas de interés y mejorar la infraestructura que requiere el país, todo lo cual se reflejaría en un incremento en el nivel de vida de la población.