Trump inicia las medidas que anunció a lo largo de su campaña electoral y en las siguientes semanas se conocerán más los detalles, la forma y los tiempos para llevarlas al cabo. Tal y como se pensaba, tendrán un impacto importante en las economías de los diversos países, destacando el caso de México. Esto ocurre en un momento de debilidad de nuestra economía, con una clara tendencia de y un importante problema de finanzas públicas. Nuestro gobierno ha caído en el denominado déficit fiscal estructural, ya que se ha comprometido a una serie de programas sociales, de creciente costo tanto por el cambio en la pirámide de edades, como por la mayor longevidad de la población, pero por otro lado no se han definido las suficientes fuentes de ingresos.
Además, debido a la reducción de sueldos y salarios en la administración pública, así como el recorte generalizado en el presupuesto, el gobierno ha perdido cuadros importantes de personal con experiencia que se requieren para las delicadas negociaciones que se tendrán con los Estados Unidos en los siguientes meses. Por su parte, el Ejército y la Marina están ocupados en labores administrativas y de construcción de obra pública, en lugar de estar disponibles para labores de emergencia y de seguridad nacional, como es el momento actual.
En el entorno global preocupa el anuncio de los mayores aranceles para las importaciones que se realizan de los diferentes países. Aunque no había anunciado los datos específicos sobre los montos y a los países que se le impondrán, aunque se piensa que será a China y a México, entre otros, esta acción recuerda lo sucedido a finales de la década de los 20’s y la Gran Depresión de los 30’s en el siglo pasado. En febrero de 1929 se anunció una propuesta de mayores aranceles a las importaciones agrícolas de Estados Unidos; se tuvo el desplome de los mercados bursátiles el 29 de octubre de ese año y se aprobó la Ley Hawley-Smoot en junio de 1930. Esta ley imponía elevados aranceles a productos agrícolas e industriales. Todo lo anterior acompañado de una mala política monetaria, por el temor de que el país se contagiara de la hiperinflación que afectaba a Alemania en esos meses. Como resultado, el comercio internacional cayó mas del 50 por ciento, el desempleo subió del 25 por ciento en los países desarrollados, los precios agrícolas cayeron alrededor del 60 por ciento y hubo quiebra generalizada de los bancos.
Otro temor que se tenía era que Trump anunciara que Estados Unidos se saldría de la OTAN, lo cual sería un apoyo a Rusia en su guerra con Ucrania. Sin embargo, no lo mencionó, pero pide que los países de Europa eleven su gasto de defensa a un nivel cercano al 5 por ciento del PIB. Por otro lado, anunció que se retira de los Acuerdos de París, que buscan detener el calentamiento del planeta, así como se retira de la Organización Mundial de la Salud.
Anuncia que propiciará una mayor exploración y explotación de campos petroleros y de gas en territorio estadounidense, para elevar la producción energética e incrementar las exportaciones y así reducir sus precios. Sin embargo, el efecto podría ser el opuesto, ya que los menores precios propiciarían menor inversión.
En el caso de México, los mayores aranceles tendrán un efecto en nuestras exportaciones, los cuales pueden ser compensados por un debilitamiento del tipo de cambio. Esto significa que los ingresos de los exportadores serían muy parecidos en pesos mexicanos. Esto no sucedía cuando nuestro país tenía un tipo de cambio fijo y ocurrían shocks en el exterior, lo cual propició las graves crisis que llegamos a tener en el pasado.
Por otro lado, la llegada de trabajadores mexicanos de los Estados Unidos, que estén capacitados y con interés de laborar pueden ser una gran oportunidad para nuestra economía, si se les proporciona facilidades para instalar sus negocios en México.
Cada uno de estos temas tendrán distintos impactos económicos que analizaremos en las siguientes columnas.