El relato mitológico cuenta que en su deseo de vengarse del mortal Prometeo por robar a los dioses el fuego y entregarlo a los mortales, Zeus intrigó para casar a su hermano Epimeteo con la curiosa Pandora. Como regalo de bodas, Pandora recibe una caja con la instrucción de no abrirla nunca. Curiosa al fin, Pandora abre la caja, de la que escapan todos los males del mundo. Seguramente ese relato inspiró al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), para bautizar su más reciente revelación de datos sobre empresas fachada con el nombre de Pandora Papers, imaginando que esta nueva revelación iba a desatar un revuelo de tal magnitud al que provocó la mitológica caja de Pandora, y que el mundo nunca volvería a ser el mismo.
No se trata de la primera vez que el ICIJ participa en la publicación de filtraciones de este tipo. También es responsable de revelaciones como los Panama Papers, de los Offshore Leaks, de las FinCEN Files, de los China Leaks, Paradise Papers, Luanda Cables, Mauritius Leaks, y otras investigaciones periodísticas en las que se coordinan investigadores y medios de todo el mundo, desencadenando escándalos que involucran al sistema financiero mundial en esquemas de lavado de dinero, evasión fiscal, corrupción y de ocultamiento de beneficiarios finales. Cada una de estas filtraciones es de una magnitud inimaginable, millones de documentos que hablan de fortunas increíbles mantenidas al amparo de esquemas legales y financieros hechos para ocultar y legitimar. Cada nuevo escándalo es más grande que el anterior, y Pandora es de una dimensión verdaderamente cósmica. Fueron 29 mil cuentas filtradas de 14 empresas de Panamá, Seychelles, Hong Kong, Belice, Chipre, Suiza, Dubai. Ningún medio de comunicación en lo individual podría procesar tantos datos y por eso el ICIJ, coordinando equipos de periodistas en todo el mundo, es tal vez la única organización hoy por hoy capaz de analizar y convertir toda esta información y construir una historia periodística.
De lo que no hay duda es que la magnitud de los movimientos financieros de ricos, poderosos y criminales, supuestamente para ocultar sus riquezas, evitar el pago de impuestos o disfrutar de ese dinero es realmente escandaloso. Pandora Papers es una filtración de millones de documentos, ICIJ publicó información secreta sobre las finanzas de 35 mandatarios retirados y en activo, así como de 330 políticos de 91 países y territorios. Entre los secretos revelados están los negocios del rey de Jordania, los presidentes de Ucrania, Kenya y Ecuador, el primer ministro de la República Checa, y el ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, y muchos otros.
Tal vez uno de los hallazgos más interesantes de esta nueva filtración de datos es que a pesar de que muchos de nosotros aún pensamos en los paraísos fiscales o en los países refugio de las fortunas de los poderosos como islas paradisíacas del caribe, el hecho es que Estados Unidos y en concreto, algunos de los estados que lo conforman, como Dakota del Sur, se revelan hoy como auténticos paraísos para las llamadas empresas fachada. Esto revela una aguda contradicción entre el agresivo activismo de décadas de ese país en contra de los paraísos fiscales, el cohecho internacional y el financiamiento al crimen y el terrorismo, está claro que no hacen lo suficiente en su propia casa.
Pero lo que sin duda es la revelación más importante hecha por ICIJ es la existencia de dos mundos, como lo apunta Cory Doctorow (@doctorow). Un mundo público, en el que todos participamos y bajo el cual todos pagamos una parte de nuestro ingreso en forma de impuestos para poder vivir en una sociedad que medianamente funciona en términos de servicios públicos y necesidades como caminos, escuelas, salud, seguridad, etcétera. También existe otro mundo, un mundo oculto que opera en las tinieblas y que le permite a sus participantes, generalmente riquísimos, pagar bajos impuestos o de plano no pagar nada. Lo más increíble es que este mundo oscuro y opaco es ¡legal! Y es precisamente la legalidad de ese mundo de sombras lo que representa el verdadero escándalo. Muchos de los involucrados aluden a esa legalidad como defensa: “No hice nada ilegal”, es la frase de moda en este momento para justificar la propia participación en estos esquemas. Ese mundo opaco en el que se celebra la injusticia de liberar de responsabilidades fiscales a los más ricos ha sido construido precisamente por sus beneficiarios. No apareció por casualidad ni por omisiones normativas; al contrario, ha sido cuidadosamente diseñado para atender las preocupaciones de los poderosos. Cada nuevo escándalo de este tipo habla de la incapacidad de los países para atender este problema. Muchas veces los escándalos periodísticos impulsan cambios políticos y sociales, transformaciones que buscan resolver un problema o evitar que se repita. Pero en lo que respecta al ocultamiento de beneficiarios finales, el lavado de dinero y las empresas fachada, parece que esos son problemas que tienen inmunidad frente a los escándalos mediáticos, pues los países que facilitan esos movimientos no parecen sentirse aludidos y por lo tanto, no actúan. Parece que esta vez, la caja de Pandora se mantendrá cerrada.