Carlos Ruiz Gonzalez

Redefiniendo las claves del éxito

El tiempo de reacción en los negocios se ha acortado. Ahora las empresas y empresarios deben diagnosticar, decidir y actuar muy rápidamente.

“El éxito consiste en olvidar

selectivamente el pasado,

gestionar el presente e innovar

para crear futuro”.

Virginio Gallardo.

Las claves del éxito se modifican

Miguel León Garza, quien fuera profesor del IPADE durante más de 50 años, un profesional muy estimado por alumnos y colegas, afirmaba que en la década de los 50, para que una empresa tuviera éxito en los negocios lo único que tenía que hacer su director era llegar temprano y abrir.

¡Qué tiempos aquellos, con crecimiento constante y entornos predecibles!

Sin embargo, León Garza, que desafortunadamente falleció en abril pasado, también aseguraba que con los años y dada la complejidad del entorno empresarial, esta afirmación cambió. Ya no basta abrir puntualmente.

Las claves del éxito que tradicionalmente operaban han ido modificándose con la demanda del mercado, las nuevas tecnologías y las condiciones sociales, y aunque no todas estas claves han desaparecido por completo, han surgido otras más retadoras. Además, el tiempo de reacción en los negocios se ha acortado. Ahora las empresas y empresarios deben diagnosticar, decidir y actuar muy rápidamente.

Las claves tradicionales

En el mundo de los negocios, la enseñanza sobre la ‘dirección’ tradicionalmente se ha apoyado en los siguientes conceptos (claves para alcanzar el éxito):

1. Estrategia: Implica para la empresa y/o el empresario definir cuál es el objetivo a alcanzar, qué propuesta diferenciada de valor se ofrecerá, el plan de acción, así como lo que se necesita en cuanto a recursos para lograrlo.

2. Planeación: Habrá que ‘darse’ recursos (tiempo, personas, lugar y método) para llevar a cabo este proceso (la planeación), cuyo producto es la estrategia.

3. Modelo de negocio: Lo primero será identificar sus cuatro componentes o variables:

  • a) Cuál es la propuesta de valor, es decir, qué necesidades satisface o qué problemas hay que resolver.
  • b) A quién irá dirigido. Para ello será importante saber quién es el cliente, su perfil, sus necedades y cómo las resuelve actualmente.
  • c) Cómo se producirá y la logística para entregarlo (delivery) y, finalmente,
  • d) Cuál será el beneficio, en dónde, cómo y cuándo se empieza a ganar dinero en la operación.

En el momento en que estas cuatro variables embonen correctamente tendremos un modelo de negocio.

4. Trabajo duro. Las actividades que se realizarán deberán ser más eficaces que eficientes. Ordenado, definiendo labores específicas y apoyándose en todo el equipo; dando seguimiento y con afán de logro para alcanzar los objetivos.

5. Comunicar de forma efectiva. Será necesario que todos en la organización conozcan la misión (que es la razón de ser) y la visión (a dónde se quiere llegar) que contenga un propósito audaz pero alcanzable y que esté expresada de una forma emotiva; que ‘enganche’.

Las nuevas claves del éxito

El mundo empresarial es muy cambiante. Pensemos simplemente en todo lo que ocurrió en 2020 más lo que estamos viviendo en 2021. Las leyes del mercado cambiaron, el manejo del comercio local e internacional, también; la logística de las empresas en medio de la pandemia se transformó. A continuación, detallo los nuevos conceptos, que definen a las nuevas claves del éxito de las empresas, que —aclaremos— no sustituyen a las anteriores, sino las complementan, pues son además de, no en vez de. Estas nuevas claves de éxito son:

1. Rapidez: Necesaria para adaptarnos con mayor velocidad al nuevo entorno.

2. Flexibilidad: Hoy los negocios demandan ser más ágiles, y para ello requieren ser más elásticos, trabajando en red, desarrollando habilidades, competencias y capacidades que respondan a las necesidades inmediatas del mercado.

3. Rapidez en aprender. Surgen cada vez nuevas capacidades que tienen que ver con nuevos desarrollos tecnológicos y de innovación, pero también sabiendo ‘desaprender’, que, a veces, es más difícil que aprender.

4. Rapidez en decidir. Decidir ‘aquí y ahora’ siempre con prudencia, bajo esquemas de diagnóstico con la información disponible, para evitar la ‘parálisis por análisis’.

5. Escuchar mejor. Se requiere ser cada vez más empático; es decir, ‘ponerse en los zapatos del otro’.

6. Rapidez en improvisar: Se trata de reinventarse, tener soluciones distintas a problemas o conflictos similares, pensando quizá que nuevas ideas podrían transformarse en experimentos, que serán eventos de prueba y error para ir perfeccionando propuestas de valor, procesos, experiencias y, ¿por qué no?, hasta modelos de negocio.

El ejemplo: Zoom. Esta empresa —que ya mencioné en una columna anterior— que podría decirse que fue una ocurrencia de un estudiante chino, Eric Yuan, debido a que tenía que viajar 10 horas para visitar a su novia, se convirtió en una aplicación que en esta pandemia resultó ser una herramienta básica para estudiantes, empresarios, empleados y personas en general, quienes la utilizaron para el homeoffice y el homestudy, o simplemente para comunicarse con amigos y familiares. Zoom conecta a personas a distancia, de forma eficaz, incluyendo no sólo voz, sino imágenes, y además intercambiando información. Hoy tiene un valor de 120 mil millones de dólares, y no sólo la usan Eric Yuan y su novia (ahora su esposa), sino cientos de millones de personas en todo el mundo.

Concluyendo

En las circunstancias actuales una organización jerárquica resulta peligrosamente lenta. Por ello, el reto es crear una nueva estructura, más ágil (v. gr. Recordemos a la tecnología agile), flexible, con grupos multidisciplinarios y multidepartamentales que trabajen en red, que sean capaces de aprender y desaprender; de desarrollar capacidades, que se adapten dinámicamente al entorno, a las nuevas y cambiantes circunstancias; que puedan producir, trabajando en equipo, respetando opiniones, y teniendo, “Diversidad en el consejo y unidad en el mando”.

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