Carlos Serrano Herrera

Fed enfrenta un complicado equilibrio

La Fed podrá seguir utilizando la política monetaria para combatir la inflación y enfrentar los problemas de liquidez en la banca con instrumentos para tal efecto.

Desde que se dieron a conocer las intervenciones de los bancos Silicon Valley (SVB) y Signature en Estados Unidos, así como la compra de Credit Suisse por UBS orquestada por el regulador suizo, diversos analistas pronosticaban que la Reserva Federal (Fed) ya no aumentaría más la tasa de política monetaria o que incluso la empezaría a reducir con el fin de aminorar las tensiones en el sistema financiero. No fue así. La semana pasada la Fed incrementó la tasa de Fondos Federales en un cuarto de punto porcentual. Creo que hicieron lo correcto, aunque enfrentan un reto considerable.

Hay diferencias importantes entre lo que ocurre ahora en el sistema financiero de Estados Unidos y lo acontecido en la crisis financiera global de 2008 y 2009, cuando la Fed llevó las tasas de interés a cero.

La primera es que en 2008 la inflación llegó a niveles de 5.3 por ciento, pero al entrar la economía en una profunda recesión rápidamente se tornó negativa; por su parte, ahora la inflación es más elevada, ubicándose en 6.0 por ciento, después de haber alcanzado 9.1 por ciento en junio y se encuentra por encima del nivel objetivo de inflación de 2.0 por ciento. Ahora, con una economía todavía fuerte, un escenario de inflación descendiendo de forma tan pronunciada no parece el más probable.

La segunda es que hoy el sistema bancario en Estados Unidos es mucho más solvente de lo que era en ese momento. En respuesta a aquella crisis, el marco regulatorio se fortaleció, exigiendo a los bancos tener más y mejor capital, es decir, con una mayor capacidad de absorción de pérdidas. Los problemas en SVB y Signature fueron fundamentalmente de liquidez y no de solvencia. Ante el cambio de valor contable de los bonos en su portafolio, se inició una corrida explicada por el hecho de que casi 90 por ciento de los depósitos (en el caso de SVB) no estaban cubiertos por el seguro de depósito. Esta corrida fue quizá la más rápida de la historia debido a que se realizó a través de canales digitales. De no haber sido por el pánico de sus depositantes, el banco podría haber mantenido su tenencia de bonos a vencimiento sin caer en problemas de solvencia.

La información pública sugiere que los problemas de SVB y Signature no son generalizados en el resto del sistema financiero, pero no se puede descartar que pueda haber algunas otras instituciones pequeñas o medianas que puedan en alguna medida enfrentar la misma suerte. Pero al tratarse de temas de liquidez y no de solvencia, la Fed podría seguir utilizando la política monetaria para combatir la inflación y enfrentar los problemas de liquidez con instrumentos para tal efecto, como hasta ahora ha hecho con buenos resultados. Por ello creo que veremos una subida más en la tasa de política monetaria y que el inicio del ciclo de bajadas ocurrirá hasta inicios del año próximo.

Este episodio deja varias lecciones que podrían ayudar a minimizar que en el futuro se vean problemas como los experimentados en estos bancos y que han causado episodios de gran volatilidad. El primero es que tener las tasas de interés tan bajas por tanto tiempo ayuda a que se construyan vulnerabilidades financieras. La Fed actuó de forma correcta al bajar las tasas a cero cuando inició la pandemia y había riesgos de un colapso en los mercados crediticios globales, pero tardó en iniciar el ciclo de subidas. El segundo es que se debe mejorar la supervisión, en particular se deben hacer pruebas de estrés a todos los bancos y no solamente a los más grandes y estas pruebas se deben diseñar con escenarios más estresados (ha trascendido que la Fed pedía a los bancos grandes que midieran el impacto de una subida de dos puntos porcentuales en las tasas de corto plazo cuando la subida ha sido de 5 puntos).

Finalmente, creo que hay que analizar elevar el umbral para la cobertura del seguro de depósitos o incluso asegurar a todos los depositantes. Esto haría al sistema algo más caro, pero también más estable al disminuir la posibilidad de que se den corridas bancarias.

El autor es economista en jefe de BBVA México.

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