Carlos Serrano Herrera

Buenas señales de inflación; Banxico apunta, acertadamente, a una pausa

Los indicadores muestran que el proceso desinflacionario ha comenzado en México y que continuará en los siguientes meses. Ante este panorama, el ciclo de subidas ha concluido.

Esta semana se dio a conocer la inflación de la primera quincena de abril. Se trata de un buen dato que confirma que en México el proceso desinflacionario está en marcha. La inflación general bajó –en comparativo interanual– a 6.2 por ciento desde 7.1 por ciento registrado al cierre de marzo, lo cual refuerza que el dato de 8.7 por ciento observado en septiembre habría sido el pico de este ciclo inflacionario. Desmenuzando los datos presentados por el Inegi, podemos concluir que la inflación continuará con una tendencia a la baja.

Usualmente, para valorar hacia dónde apuntan las tendencias de inflación de mediano plazo, se analiza el comportamiento de la inflación subyacente que elimina los elementos de la canasta de precios más volátiles como los bienes agropecuarios, energéticos y las tarifas gubernamentales. La inflación subyacente había estado mostrando importantes resistencias a la baja, lo cual explicaba que Banxico hubiera continuado apretando la postura monetaria. Ahora también la inflación subyacente está disminuyendo. En marzo se ubicó en 8.1 por ciento frente a 8.4 por ciento de febrero, mientras que en la primera quincena de abril disminuyó todavía más a 7.7 por ciento.

En la coyuntura de los choques a los precios causados por la pandemia, la inflación subyacente no resultó ser tan buen indicador de las tendencias futuras del comportamiento de los precios debido a que se dieron cambios importantes en los patrones de consumo de las familias. Ahora que la inflación todavía está afectada por dichos ajustes, es más útil observar como medida de tendencia a la inflación mensual usando alguna técnica de suavización. Utilizando esta técnica, vemos claramente que la inflación mensual tiene una tendencia definida a la baja desde hace varios meses, pasando de niveles anualizados de más de 10 por ciento en mayo del año pasado a cerca de 4.0 por ciento en marzo. Otro muy buen indicador de la tendencia de los precios es la inflación subyacente fundamental calculada por Banxico que se construye con los precios de los bienes y servicios que están más correlacionados con el ciclo económico. Esta medida de inflación también ha comenzado a descender.

Por otra parte, existía gran preocupación en torno a la alta inflación en servicios, que se explicaba tanto por los mencionados cambios en patrones de consumo como por presiones en el mercado laboral. Al respecto, la primera quincena de abril también trajo la buena noticia de un descenso en la inflación de servicios que, si bien sigue elevada con una tasa interanual de 5.4 por ciento, es menor al 5.7 por ciento observado en marzo.

En suma, los indicadores de tendencia muestran que el proceso desinflacionario ha comenzado en México y que continuará en los siguientes meses. Por ello creo que la inflación cerrará el año en niveles menores a 5.0 por ciento y me parece que principalmente debido a que:

I) Los cuellos de botella globales que dieron lugar a un exceso de demanda en diversas mercancías se han solucionado.

II) Las políticas monetarias y fiscales en países avanzados se han vuelto menos laxas.

III) Los mercados de alimentos y energía se han adaptado al choque desatado por la invasión a Ucrania.

IV) La política monetaria en México ha alcanzado niveles muy restrictivos.

Esto se ha traducido en que las expectativas de inflación de mediano plazo estén bien ancladas: de acuerdo con Banxico éstas se ubican en 3.6 por ciento, un nivel similar al observado antes de que comenzara el proceso inflacionario.

Ante este panorama, el martes, tanto la gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez, como el subgobernador Jonathan Heath, lanzaron señales claras de que el ciclo de subidas ha concluido. Creo que su postura es acertada considerando el proceso desinflacionario ya mencionado, la postura monetaria alcanzada y el horizonte en que la política monetaria tiene sus mayores efectos. En particular coincido en lo planteado por Heath de que hay espacio para desligarse de la Fed, lo cual implica que se pueda pausar en mayo aun si ese mismo mes la Fed vuelve a subir su tasa como creo que ocurrirá.

Me parece que en los próximos meses Banxico debería comenzar a pensar en implementar un ciclo de bajadas. Habrá más espacio para seguir desligándose de la Fed. Sobre todo, considerando que si la postura monetaria alcanzada ya es suficiente, como lo han sugerido Rodríguez y Heath, habría que considerar que ésta se apretará más en la medida en que la inflación siga bajando y, con ello, las expectativas de corto plazo.

El autor es economista en jefe de BBVA México.

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