Economía Política

La UNAM y el neoliberalismo

El neoliberalismo se empezó a estudiar y criticar en México, precisamente en la Facultad de Economía de la UNAM.

El viernes el presidente de la República volvió a atacar a la UNAM calificándola de elitista y de la Facultad de Economía afirmó: “Nunca se opusieron a la política económica neoliberal”. Son expresiones lamentables por dos motivos: 1) el Ejecutivo se autoconcede la licencia de juzgar a una institución educativa autónoma y, 2) porque son falsedades.

El neoliberalismo se empezó a estudiar y criticar en México, precisamente en la Facultad de Economía de la UNAM. Prueba de ello es el libro, ya un clásico de la economía política mexicana, La disputa por la nación (siglo XXI), escrito en 1981 por dos actuales maestros eméritos de la Facultad, Rolando Cordera y Carlos Tello Macías. Advertían desde entonces sobre la tensión entre un proyecto neoliberal y otro nacionalista, hacían una crítica de las insuficiencias del modelo de sustitución de importaciones y pugnaban por una política económica que expresamente enfrentara la profunda desigualdad social.

En materia de doctrinas económicas, la Facultad es muy plural, como corresponde a una comunidad académica. Claro que se imparte teoría económica neoclásica, pues se trata de la corriente que impera en la disciplina el orbe y solo por ello es indispensable que los alumnos la conozcan y manejen, pero no se enseña como dogma o religión como pasa en otras instituciones. Entre los mejores maestros de teoría económica de las últimas décadas en la Facultad ha habido keynesianos, kaleckianos y estructuralistas, como Julio López Gallardo y Emilio Caballero, ambos lamentablemente fallecidos, o Eliosa Andjel y Rogelio Huerta, quienes en su docencia e investigación han sido críticos con la visión ortodoxa de la economía.

Otro querido profesor de la Facultad, también fallecido hace poco, Jaime Ros, escribió quizás el más serio y demoledor análisis sobre el pensamiento y la política neoliberales en nuestro país: Algunas tesis equivocadas sobre el estancamiento económico de México (Colmex-UNAM, 2013).

Colegas de la Facultad fueron parte del estudio para reivindicar desde la década pasada la recuperación del salario mínimo en México —la única medida de este gobierno que no responde a los dictados del consenso de Washington— como el propio Ros, Juan Carlos Moreno Brid y Enrique Provencio.

Académicos de la Facultad han dedicado sus vidas a los problemas del agro mexicano —Fernando Rello, Yolanda Trápaga—, de los jornaleros agrícolas —Antonieta Barrón— o el desarrollo regional —Normand Asuad—. Estudiosos de la política monetaria y críticos del sector financiero como Arturo Huerta y Carlo Panico. Especialistas en temas medioambientales —Luis Miguel Galindo, Eduardo Vega— o industriales —Flor Balboa, Lilia Domínguez, Enrique Dussel, Gerardo Fujii, Clemente Ruiz—, siempre desde una mirada de desarrollo e inclusión social.

Puede revisarse la obra de expertos en macroeconomía —José Casar, Eduardo Loría, Martín Puchet— que lejos están de sostener que el mercado es la solución de las deficiencias estructurales de la economía mexicana.

Se estudia también la historia económica, con abierta crítica al neoliberalismo, como en los trabajos de María Eugenia Romero o Leonardo Lomelí.

Las revistas de la Facultad, referentes del pensamiento económico heterodoxo en Iberoamérica, Investigación Económica y Economía UNAM —esta última dirigida por David Ibarra— contienen cientos de artículos que cuestionan la política económica imperante.

El presidente acusó que los rectores Narro y Graue se decantaron por el neoliberalismo. No fue así: ambos facilitaron los trabajos del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo (GNCD), un equipo plural y honorario, nacido al calor de la crisis financiera de 2008 por iniciativa, entre otros, de Cuauhtémoc Cárdenas y que, como su nombre indica, ha documentado la necesidad de cambiar el rumbo de la política económica a través de una reforma fiscal progresiva, auténticas políticas industriales y de desarrollo regional con perspectiva medioambiental y social.

He mencionado de forma telegráfica la obra solo de algunos colegas. El aporte de la Facultad de Economía a favor del desarrollo y la equidad es de larga data, riguroso y verificable; antecede y trascenderá a este malogrado gobierno.

La UNAM, qué duda cabe, tiene mucho qué mejorar y debe estar abierta al escrutinio. Pero no le corresponde al gobierno; eso es pura intromisión desde el poder político. La Universidad ha de dar la bienvenida a la crítica, más no a la injuria, que es lo que practica el presidente.

El autor es economista y profesor de la UNAM

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