Claudia Olguin

‘Home office’ abre perspectivas

Los lineamientos del teletrabajo, si bien no requieren modificaciones al contrato laboral, sí deben ser integrados en un convenio o adenda.

El próximo 5 de diciembre será coyuntural para empresas, colaboradores y propietarios de espacios de oficinas en México. Es la fecha en que entra en vigor la NOM-037, que regula las condiciones del home office.

Si bien, firmas de abogados como Baker McKenzie están ciertos que se trata de un lineamiento completo que regula a detalle las condiciones y reglas del juego del teletrabajo, para quienes tengan que instrumentarlo implica distintas consideraciones de forma y fondo.

En principio, el trabajo en casa representará, para quienes lo adopten, crear una política específica y su difusión, además de cargas administrativas importantes como el pago de internet, gastos proporcionales de electricidad y una silla ergonómica. Y no sólo eso. Para el colaborador contar con esta alternativa de trabajo implica estar disponible para el patrón 100 por ciento de la jornada laboral, mientras que para el empleador, proporcionar los mecanismos y soluciones para mantener la comunicación, entre ellas plataformas de contacto.

La creación de una política interna de teletrabajo también implica abrir espacio a factores como los riesgos psicosociales como la violencia intrafamiliar, además de validar la existencia de condiciones de iluminación y espacio en pro del bienestar del colaborador.

Un riesgo psicosocial implica que el trabajador pueda notificar a su empleador y éste deberá facilitar el regreso al espacio tradicional para desempeñar sus funciones.

En relación con el bienestar de los trabajadores, el empleador deberá compartir recomendaciones para el ejercicio físico antes de iniciar el trabajo como estiramientos, cuello, piernas y otros para evitar posturas sedentarias. Asimismo, la NOM incluye la creación de una comisión mixta donde participan las partes, que con aprobación previa del trabajador, podrá visitar el sitio donde se desempeñe el trabajo, hecho que pudiera ser considerado una violación a la privacidad del colaborador, a pesar de que para hacerlo se requiera su autorización. También se considera como alternativa que el colaborador tome foto o video del lugar donde realice el trabajo y compartirlo con su empleador.

Muy importante en esta forma de colaboración, y que ocurrió durante la pandemia, es que el colaborador no podrá cambiar de lugar de residencia para desempeñar el trabajo sin dar aviso a su empleador. Tema que echa por tierra la migración de colaboradores o nómadas digitales a otras entidades o países, debido a que implica obligaciones fiscales y de seguridad social distintas. Además, los lineamientos del teletrabajo, cuya política en las empresas debe ser revisada cada trimestre, si bien no requieren modificaciones al contrato laboral, sí deben ser integrados en un convenio o addendum.

Por lo anterior, este grupo de nuevas condiciones se consideran un inhibidor para su instrumentación generalizada y crearía un campo fértil para el regreso al trabajo presencial. Por ello, su existencia abre paso al crecimiento de las estructuras híbridas.

La razón es que la prestación del servicio remoto, que no exceda más del 40 por ciento en teletrabajo, no crea las disposiciones integradas en la NOM-037. Además, estas políticas de trabajo híbrido están permitiendo a las empresas atraer y retener personal de nuevas generaciones de colaboradores que sí valoran su existencia. Es por ello que el regreso a las oficinas en su forma original, sin duda permitiría la recuperación en los niveles de absorción de espacios, en específico mercados como la Ciudad de México (CDMX), que vieron afectado su desempeño con la llegada de la pandemia.

De acuerdo con previsiones de Newmark en CDMX, la tasa de disponibilidad no crecerá durante 2022 y 2023. Actualmente está en niveles de 23 por ciento, equivalente a 1.8 millones disponibles, con una absorción bruta de 91 mil m2 al cierre del primer semestre. Esta previsión estima niveles de absorción de 200 mil m2 al cierre del año en curso, con lo cual, la tasa se ajustaría a 20 por ciento. Es una tendencia que el próximo año pudiera bajar hasta 17 por ciento debido al ajuste en los niveles de nuevas edificaciones, dado que la construcción activa de espacios corporativos cayó de 1.2 millones de m2 a 800 mil.

Es un hecho que el home office en México fue una gran solución para mantener la actividad y empleo durante la pandemia; sin embargo, en su próxima etapa pasará su prueba en la instrumentación con la entrada en vigor de la NOM que lo regula.

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