Los números de los sellos verdes en los últimos cinco años validan el avance de la sustentabilidad en las edificaciones de la industria inmobiliaria en México.
Esta tendencia puede observarse también en el liderazgo que las certificaciones LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) y EDGE (Excellence in Design for Greater Efficiencies) han otorgado a nuestro país en la región de América Latina durante este lapso.
Si se suman una y otra ubican a las edificaciones certificadas locales en las primeras posiciones junto con Colombia y Brasil, dejando claro que ser sustentable es parte del compromiso del negocio con el medio ambiente, pero también abrió alternativas relevantes para el financiamiento preferente.
Esta evolución participa en el nuevo rol que ha tomado el tema al interior de firmas institucionales de desarrollo e inversión, pero también de lo que usuarios finales e inquilinos demandan de los productos inmobiliarios desde la vivienda y edificios de oficinas, hasta naves industriales y centros logísticos.
En este sentido, destaca que la International Finance Corporation (IFC) dispuso este año de una bolsa de 500 millones de dólares para financiar proyectos sustentables, en respuesta al dinamismo con que se mueve el tema.
Desde la perspectiva de analistas, el camino alcanzado en México es posible por el impulso de algunos nichos como el industrial a partir del nearshoring, la vivienda y oficinas que en LEED sumaron en 2023 una bolsa de 86 proyectos.
Esto ha generado que si bien la generación de créditos sindicados y bilaterales corporativos se ubiquen en etapa inicial del ciclo financiero, sea considerado un punto de partida importante al generar créditos con puntos base menores que los que ofrece la banca con productos como las hipotecas verdes y el financiamiento de desarrollos sustentables.
Lo es también porque el movimiento ha sido tomado a nivel gremial por organismos como la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), la Asociación Mexicana de FIBRAs Inmobiliarias (Amefibra) y la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), que en específico tiene como meta elevar a 10 por ciento las medidas de edificación sustentable entre sus miembros tales como el manejo de agua, consumo energético, transporte, mínimos o máximos de estacionamiento.
Esta dinámica complementa el camino alcanzado por empresas como Vinte, Finsa, Vesta, las Fibras Macquarie, Monterrey y Fibra Uno, entre otras.
El camino aún es largo, pero lo alcanzado es muestra de cómo ser sustentable abre oportunidades de inversiones verdes a nivel global.