Clemente Ruiz Duran

Sector automotor, epicentro de la recuperación y del conflicto

La industria automotriz es clave para la recuperación, ya que es la que más empleo genera dentro del sector manufacturero.

La industria automotriz es clave para la recuperación, ya que es la que más empleo genera dentro del sector manufacturero, uno de cada cinco empleos, y la que tiene un mayor efecto multiplicador sobre la economía. En 2021 hasta julio se han producido un millón 817 mil 544 vehículos, que compara positivamente con julio de 2020 en que se produjeron un millón 502 mil 124 vehículos, es decir 305 mil 420 vehículos adicionales equivalente a un aumento de 21 por ciento. Sin embargo, en el lado del empleo la perspectiva no es tan favorable, ya que no se han alcanzado los niveles de 2019 en que se empleaban 100 mil 129 trabajadores en la parte terminal y 841 mil 326 en autopartes; en 2021 hasta mayo se emplearon en la industria terminal 98 mil 864 y en autopartes 821 mil 13, es decir el empleo automotriz no ha logrado recuperar aún los niveles de antes de la pandemia.

La recuperación de la industria se ve en riesgo por la falta de abastecimiento suficiente de algunos componentes eléctricos que son fundamentales para los nuevos vehículos. La escasez mundial de chips de 2020-21 es una crisis en la que la demanda de circuitos integrados (comúnmente conocidos como chips o semiconductores) es mayor que la oferta, lo que afecta a más de 169 industrias y ha provocado una gran escasez entre los consumidores de tarjetas de video. consolas de videojuegos, coches y otros.

La escasez global de chips ha interrumpido el suministro de prácticamente todo lo que se conecta. Cuando la Covid-19 envió a millones de personas al aislamiento en sus hogares, la demanda de computadoras portátiles y otros accesorios de computadoras se disparó. Los fabricantes de chips no pudieron mantener el aumento de la demanda, lo que generó la escasez actual. La pandemia jugó un papel importante en la escasez actual. En contraste, cuando empezó el aislamiento por la pandemia, se provocó un colapso en las ventas de automóviles, ante lo cual los fabricantes recortaron inmediatamente los pedidos de repuestos. Esto incluyó los chips de semiconductores, ya que un automóvil nuevo típico puede contener más de mil.

En mayo, la consultora global AlixPartners en Southfield dijo que la escasez de chips podría costarle a la industria automotriz global 110 mil millones de dólares al año. La directora ejecutiva de GM, Mary Barra, ha dicho que la escasez podría costarle a GM hasta 2 mil millones de dólares en pérdidas este año. ¿Cuándo terminará la escasez mundial de chips? Se esperaba que la oferta de semiconductores se recupere para fines de 2021, pero la escasez global de chips durará hasta el próximo año y podría durar hasta 2023, temen los expertos. De acuerdo con Pat Gelsinger, director ejecutivo de Intel, señala que lo peor de la crisis mundial de los chips aún está por llegar. Gelsinger predice que la escasez empeorará en la “segunda mitad de este año” y pasará “uno o dos años” antes de que los suministros vuelvan a la normalidad. Esta situación ha impactado no sólo a la industria automotriz, sino que varios productores de dispositivos electrónicos están reorientando sus negocios ante la esta escasez y están rediseñando su estrategia, como es el caso de Huawei que ha decidido reorientar su negocio centrándose en dispositivos inteligentes, conectividad, computación y la nube; su intención es convertirse en el operador global que logre una mayor conectividad a través de la nube.

Esta extraordinaria situación de escasez de chips no es de esperarse que se corrija antes de fin de año y lo más probable que se prolongue por un año más. Esta escasez que ha llevado a un baja en la producción se combina con el proceso de entrada en operación del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (TMEC), que demanda que los salarios del sector automotor se eleven para equipararse a los estadounidenses. Para dar una idea al respecto, el pago de salario por hora en la industria automotriz en México actualmente es de 3.5 dólares en tanto en Estados Unidos el mínimo es de 15 dólares. Este ajuste no se espera sea de inmediato, sino que la expectativa es que la democratización del movimiento sindical en México permita especificar cláusulas en los contratos que reconozcan las ganancias en productividad de los trabajadores y con ello se eleve progresivamente el salario de los trabajadores automotrices. Para lograr este proceso en la reforma laboral se estableció una nueva forma de administración de la justicia laboral, para dar cabida a una renovación de los sindicatos a través de votaciones directas; esta renovación se ha empezado a dar y los trabajadores de General Motors realizan elecciones desde el 16 de agosto, para lo que han demandado que este proceso sea supervisado por el Instituto Nacional Electoral con el fin de que se garantice la transparencia en los procesos de votación y sean auténticamente democráticos. Esta es una nueva dimensión en la democratización sindical, de la cual los trabajadores y el país puedan resultar beneficiados.

Sin lugar a dudas son tiempos de cambios y se requiere hilar fino para que se den los resultados positivos esperados. Sin embargo, una pregunta que surge es: ¿cuál será la respuesta de la industria automotriz establecida ante la escasez de chips? Es el momento oportuno para instrumentar medidas de política industrial que induzcan acuerdos público-privados para reducir la vulnerabilidad del país frente a abastecimientos estratégicos como el que en esta ocasión enfrenta la industria automotriz.

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