En una situación de emergencia como la que se vive en estos momentos de cambio climático acelerado, la expectativa era que América Latina presentara una posición común en la reunión del COP27. La región representaba 10 por ciento de las emisiones totales globales que se generaron en 2019, posicionándola en un tercer lugar, solo por debajo de Asia Oriental (27 por ciento) y Norteamérica (12 por ciento). Sin embargo, cada país decidió acudir a la reunión con una posición por separado, lo que muestra la división que existe en la región, los países grandes de la región son los que más contribuyen al cambio climático: Brasil ocupa el cuarto lugar a nivel global; Argentina, el catorceavo, y México, el quinceavo.
La puesta en marcha de estos trabajos la realizó el secretario general de Naciones Unidas, quien enfatizó que en el centro del foco de la crisis climática están los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), principales responsables de las emisiones de efecto invernadero que calientan el planeta. En su alocución hizo un llamado a todos los países del mundo que impongan gravámenes a los beneficios extraordinarios que las empresas de combustibles fósiles están teniendo por la actual alza de precios de la energía. Demandando que esos recursos se destinen a las personas que luchan con el aumento de los precios de los alimentos y la energía y a los países que sufren pérdidas y daños causados por la crisis climática.
El único presidente de América Latina que intervino en el día de la inauguración fue el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que señaló que “la COP ya no da respuestas y el tiempo se agotó. Las conferencias globales de gobiernos deben poner la política al mando para generar un plan global de desconexión de los hidrocarburos de manera inmediata. La descarbonización es un cambio real y profundo del sistema económico que domina”, alertó del peligro que conlleva seguir por este camino: el de la extinción de la humanidad. Y dijo que era el momento de actuar globalmente como seres humanos, “con o sin permiso de los gobiernos”. Petro insistió en que el mercado no es el mecanismo para superar la crisis climática; de hecho, dice, la acumulación de capital fue lo que la produjo. Señaló que Colombia, anunció, destinará 140 millones de dólares anuales durante los próximos 20 años para salvar la región del Amazonas. Ahora le toca al resto. “La crisis climática”, volvió a insistir, “solo se supera si dejamos de consumir hidrocarburos. Es hora de desvalorizar esa economía con fechas definidas para su final”. Le quiso poner un epitafio a la economía que ha sustentado el mundo en el último medio siglo: “La solución es un mundo sin petróleo y sin carbón”.
Un discurso constructivo y propositivo ha sido la del primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, que menciona que Noruega cumplirá su compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y desempeñará un papel clave en la transición verde. Señalando que su gobierno ha decidido duplicar su financiación climática a los países en desarrollo para 2026. Dentro de este objetivo, su objetivo es al menos triplicar su financiación para la adaptación y resiliencia climática. Señalando que el cambio climático afecta a millones de personas en todo el mundo y aumenta las necesidades de las personas vulnerables. El actual sistema humanitario no podrá satisfacer las crecientes necesidades humanitarias. En esta perspectiva ha mencionado que la lucha contra el cambio climático requiere enfoques nuevos e innovadores como los de la Alianza Global de Energía para las Personas y el Planeta, que reúne recursos públicos y privados. Noruega trabajará con socios en todo el sur global para apoyar las transiciones de energía renovable, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la energía limpia y crear empleos verdes. Los océanos pueden ser una parte vital de la solución al cambio climático, la inseguridad alimentaria y la pobreza. Si se gestionan y protegen adecuadamente, los océanos son la clave para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible, copresidido por Noruega, es una iniciativa de líderes mundiales comprometidos con la salud y la riqueza de los océanos, en apoyo de la Agenda 2030. Los miembros del panel se han comprometido a gestionar de manera sostenible 100 por ciento de las áreas oceánicas bajo su jurisdicción nacional. Este panel establecerá Planes Oceánicos Sostenibles e instaremos a otros estados costeros a hacer lo mismo.
En esta perspectiva, México debería sumarse a estos esfuerzos de manera constructiva, retomando lo que ha propuesto el secretario general de Naciones Unidas para reducir el uso de los combustibles fósiles y comprometerse con la salud y riqueza de los océanos como propone Noruega. Sin embargo, esto implica cambios sustanciales en la política energética y el diseño de una agenda medioambiental que preserve la salud y riqueza de los océanos, ya que de lo contrario nuestro país se quedará entrampado en la explotación de los recursos naturales que nos ha perseguido a lo largo de la historia. Es momento de un cambio, esperamos que la participación de México en la COP27 sea en esa dirección, abriendo un nuevo sendero de crecimiento. Sin embargo, la Secretaría del Medio Ambiente ha anunciado que no asistirá al evento mundial, mostrando la falta de compromiso por parte de nuestro país.