2022 ha sido un año de disrupciones económicas internacionales que han impedido una recuperación sólida de la economía mundial después de la pandemia. Frente a este clima de confrontaciones, la reunión del G20 ha dado señales de que la mayor parte de los países de este grupo buscan que la situación de guerra provocada por la invasión a Ucrania y la disrupción en los abastecimientos estratégicos puedan solucionarse, al señalar en su comunicado final que “la era actual no debe ser de guerra” y considera “inadmisible el uso o la amenaza de uso de armas nucleares”. Con estas frases se muestra una convergencia alrededor de la idea de que es necesario evitar una disrupción aun mayor de las relaciones económicas globales. El ambiente de confrontación parece haberse relajado después del exitoso encuentro entre los presidentes de China y Estados Unidos el pasado lunes, cuando el presidente Biden, antes de la reunión, señaló que “desde mi punto de vista, compartimos la responsabilidad de demostrar que China y EE UU pueden gestionar sus diferencias, evitar que la competición se convierta en conflicto, y buscar maneras de trabajar juntos en cuestiones globales urgentes que requieren nuestra cooperación mutua”. Por su parte, el presidente Xi señaló que la situación en que se encuentran las relaciones sino-estadounidenses “no se corresponde a los intereses fundamentales de ambos países y pueblos, ni concuerda con la expectativa de la comunidad internacional, necesitamos desempeñar el papel de liderazgo, establecer el rumbo correcto para las relaciones bilaterales y ponerlas en una trayectoria ascendente”.
En realidad, a este encuentro, tanto Estados Unidos como China llegaron fortalecidos, en el caso estadounidense, por la elección de medio término que permitió ganar el Senado a los demócratas, y en el caso de China, con la reelección del presidente Xi, esto permitió que esta reunión fuera menos tensa y con perspectivas, de acuerdo, al menos, entre las dos grandes economías del mundo. Esta distensión de la situación puede ayudar a que la economía mundial no enfrente el escenario que esbozó Pierre Olivier Gourinchas – economista jefe del Fondo Monetario Internacional, quien mencionó que “la economía mundial se está debilitando aún más y enfrenta un entorno históricamente frágil y más de un tercio de la economía mundial se contraerá en 2023, mientras que las tres economías más grandes del mundo, Estados Unidos, la zona del euro y China seguirán estancadas”.
Estos pronósticos han sido reforzados por la Organización Mundial de Comercio, que prevé la desaceleración de las grandes economías en 2023. Los economistas de la OMC predicen que los volúmenes del comercio mundial de mercancías crecerán un 3,5 % en 2022, sin embargo, para 2023, prevén un aumento del 1,0%, muy por debajo de la estimación anterior del 3,4%.
Un acuerdo favorable en el G20 no resuelve esta situación; sin embargo, sí abre la pauta para un proceso de entendimiento global para el crecimiento. México ha optado por mantener un bajo perfil en todos estos foros internacionales, que bien podrían servir para establecer acuerdos para elevar el crecimiento y atraer mayores inversiones. En el caso mexicano se ha delegado esta tarea al canciller Marcelo Ebrard, sin que haya jugado un papel protagónico en la reunión. Lo que contrasta con países como India, cuyo primer ministro, Narendra Modi, destacó la ruptura de las cadenas de suministro globales e insistió en que es necesario regresar al camino de la diplomacia y del alto el fuego en la guerra de Ucrania. El anfitrión, el indonesio Joko Widodo, alentó a los participantes a reaccionar para evitar una deriva hacia una nueva Guerra Fría.
El consenso parece optar por una distensión de la situación global y los discursos que se escucharon fueron en general en esta dirección. Este miércoles se aclarará si los esfuerzos darán fruto para llegar a un comunicado conjunto. Sin embargo, es necesario enfatizar que el lamentable estado de las relaciones internacionales requerirá mucho más para mejorar tangiblemente. Pero, al menos, no empeorarán y se abre una ventana para un restablecimiento del comercio mundial que permita un mayor crecimiento en 2023.