Clemente Ruiz Duran

2023: Un año de tensas relaciones

El año que inicia transcurrirá en un ambiente de grandes definiciones institucionales en el país, lo que sin lugar a duda afectará el desempeño de la economía.

La expectativa de un crecimiento sólido y fuerte parece alejarse de la economía mexicana, lo cual plantea un escenario de inestabilidad y por lo mismo, un año de amplias controversias en lo económico y lo político. Es un año de renovación institucional, la primera de ellas fue la elección de la Suprema Corte de Justicia que fue resuelta positivamente, consolidando el Estado de derecho. Sin embargo, existe un largo camino por recorrer en este año, en el que se definirá la renovación de las autoridades electorales, los partidos designarán a sus candidatos para la presidencia de la República y se tendrá que nombrar al nuevo miembro de la Junta de Gobierno del Banco de México. Será un ambiente de grandes definiciones institucionales en el país, lo que sin lugar a duda afectará el desempeño de la economía.

Al clima interno se suma un escenario internacional complicado, en donde se vislumbra un clima recesivo, en este entorno se recibirá la visita del presidente Biden de Estados Unidos y del primer ministro de Canadá, Trudeau. Esta reunión tendrá como marco de referencia a una América Latina reestructurada por regímenes de izquierda en Brasil, Colombia y Chile, en todos los casos la premisa de los nuevos gobiernos es acotar la desigualdad. México se presenta ante las grandes economías como la opción para el nearshoring, lo que le da fortaleza en las negociaciones, pero a la vez abre un flanco para la administración, ya que el preservar este privilegio requiere de un esquema complejo que lo obliga a cumplir con las reglas del juego firmadas en el T-MEC, especialmente en materia energética.

El otro gran tema de debate será la migración, en donde México tiene un doble papel que jugar; por una parte, los propios mexicanos que buscan trabajo con mejores condiciones en Estados Unidos y por otra el flujo de migrantes provenientes de América central y del sur. Es la oportunidad de la administración para plantear un entendimiento con el gobierno estadounidense y el canadiense en la perspectiva de establecer un mercado laboral más integrado y evitar que fuerzas internas dentro de Estados Unidos maltraten a los migrantes. Requerimos definir el papel de México en este debate, ya que no se puede apostar a seguir siendo una barrera de contención para los centroamericanos. Se requiere un pacto que permita una migración ordenada, ya que la integración de los mercados laborales de la región se ha realizado de una manera desordenada y con maltrato. Las operaciones de Texas, Florida y Arizona para transportar en autobús o volar a solicitantes de asilo y otros migrantes a Washington, DC, han logrado llamar la atención sobre el ritmo sin precedentes de llegadas a la frontera entre Estados Unidos y México. Este tema es crucial para el futuro de América del Norte; tenemos que asumir que es una cuestión vital y que requiere de un tratamiento amplio que garantice los derechos básicos de los migrantes.

Un invitado no presencial a este debate será China, ya que queda claro que la inversión de empresas chinas a México se ha visto incrementada en la última década de manera sustancial, que de acuerdo con Cechimex de la UNAM, alcanza los 17 mil millones de dólares. A lo anterior se suma el creciente comercio que existe con el gigante asiático, que en ocasiones son flujos que se triangulan con otros países de América del Norte. En esta perspectiva, el debate se centrará en el contenido regional del comercio trilateral.

Un gran reto para la economía mexicana en este año será la definición de qué obras de infraestructura lograrán terminarse por la actual administración y cuáles quedarán pendientes. La expectativa es que se termine alguna fase del Tren Maya, pero no queda claro si las otras grandes obras de infraestructura como el corredor interoceánico acabará de construirse o se heredará a la próxima administración. De igual forma en materia de infraestructura urbana, la expectativa es que se terminen las obras del Metro que se encuentran en reparación, pareciera que en este rubro la administración dejará pendientes.

Otro elemento de debate para 2023 es la forma en que se reorganizará el espacio urbano para evitar una crisis inmobiliaria. A raíz de la pandemia resulta que muchas oficinas han sido desocupadas y esto ha planteado la necesidad de definir de qué manera el espacio urbano se logrará reestructurar para evitar una crisis inmobiliaria. Espacio y reordenamiento del trabajo a distancia traen nuevos retos que no están siendo asumidos por los espacios de planeación gubernamental, sin embargo, las entidades recaudadoras son las que enfrentarán desequilibrios que no podrán ser resueltos por el camino de las sanciones o las cuotas. Es en este entorno, una de las grandes reformas que tendrá que generarse es la de la planeación urbana.

A todo lo anterior tenemos que sumar el reto de una reforma educativa 2023 que abarque desde preescolar hasta educación superior. Tenemos que adaptar los planes de estudio a todos los niveles tomando en cuenta la realidad pospandemia. En estos años de aislamiento el panorama cambió, se requiere un proceso de reentrenamiento a profesores y a alumnos para garantizar la desaparición de rezagos que afectarán el desarrollo futuro. Es un tiempo para reflexionar, tenemos un mundo nuevo enfrente, no podemos seguir educando como en el pasado, se requiere de una gran reforma educativa a todos los niveles, es una tarea fácil de enunciar, pero difícil de realizar. El mundo cambió y el reto de 2023 es reencontrarnos con el futuro para reordenar todos los espacios, es momento de cambio, meditemos y actuemos.

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