Clemente Ruiz Duran

Claroscuros de la economía mexicana

Los claroscuros de la economía mexicana demandan un cambio en las políticas para apoyar una expansión más sólida en sectores estratégicos.

Las cifras dadas a conocer por el INEGI en los últimos días muestran una economía que se recupera y genera más empleo, sin embargo, a un ritmo más lento de lo esperado. El Producto Interno Bruto (PIB) tuvo un crecimiento de 1 por ciento el primer trimestre de 2023, respecto al trimestre previo, impulsado fundamentalmente por las actividades terciarias que crecieron 1.5 por ciento, en tanto las secundarias crecieron sólo 0.6 por ciento y las primarias disminuyeron 2.8 por ciento. En esta perspectiva, el país debiera preocuparse más por lo que sucede en el ámbito agropecuario cuya debilidad ha estado presionando a la inflación subyacente y donde se requiere un apoyo gubernamental más fuerte para resolver cuellos de botella que están afectando su desempeño.

En la manufactura tuvo un mal desempeño, su crecimiento fue de 0.6 por ciento en el trimestre y 2.4 por ciento a tasa anual. Este desempeño muestra la falta de una política industrial que diseñe instrumentos de monitoreo industrial que permita debatir con los empresarios cuáles son los obstáculos que se enfrentan y cómo se pueden resolver. La industria alimentaria creció a 0.8 por ciento, lo cual tiene un impacto en la inflación; se requiere establecer mesas de diálogo para solventar los problemas de esta industria. Los campeones de la industria fueron en esta ocasión la fabricación de instrumentos de medición, control, navegación y equipo médico electrónico, con una expansión de 25 por ciento; fabricación de carrocerías y remolques, con 28 por ciento; y fabricación de equipo ferroviario, con 35 por ciento. Estos casos se podrían decir que son producto del nearshoring que aprovecha el abastecimiento estratégico de equipo médico electrónico y de automóviles, lo que, combinado con el impulso público a la fabricación ferroviaria, dio un resultado positivo para la expansión de la industria. Un mejor desempeño de la industria requiere afinar una política industrial que visualice los cuellos de botella y establezca metas de corto y mediano plazos para una expansión sostenible del sector.

En el desempeño de la economía, destacan las actividades terciarias (sector de servicios y comercio) que crecieron 1.5 por ciento en el primer trimestre y 4.2 por ciento a tasa anual, siendo el principal impulso del crecimiento del PIB durante el primer trimestre, siendo este sector el que mejor desempeño ha mostrado desde 2015, sin contar 2020, cuando se suspendieron las actividades por la emergencia sanitaria por covid-19. Estas cifras muestran que la recuperación proviene fundamentalmente del sector terciario, en donde destacan la industria fílmica y del video, cuya expansión fue espectacular de 39 por ciento, y los servicios artísticos, con un 33 por ciento. En este sentido se requiere diseñar estrategias de apoyo público-privado para el desarrollo de estas actividades que están modelando una nueva realidad para México y para el mundo. Requerimos de una mayor interacción pública-privada que dinamice aún más a estas actividades.

La expansión de la economía se vio reflejada en la expansión del empleo, con un aumento en el sector comercio de 536 mil puestos, en manufacturas de 436 mil puestos y 292 mil en restaurantes. En términos del tamaño de negocio que los absorbió fueron básicamente los micro y pequeños negocios que crearon más de un millón de plazas adicionales. El gran problema es que la falta de una política laboral integral lleva a que muchos de estos empleos se encuentren en el sector informal; la tasa de informalidad laboral se mantuvo con un nivel de 55 por ciento, el mercado laboral mantiene problemas estructurales, principalmente por los altos niveles de informalidad, y esto da por consecuencia un deterioro en la calidad del crecimiento, ya que de las personas que se incorporan al mercado laboral se ven forzados a aceptar posiciones informales.

Esta situación de claroscuros de la economía mexicana demanda un cambio en las políticas para apoyar una expansión más sólida en sectores estratégicos, para lo que se requiere de una política industrial más amplia que fortalezca la vinculación entre empresas y sobre todo consolidar nuevas de cadenas de valor que puedan competir en el mundo, bajo un esquema de mayor formalidad laboral. El reto es grande y requiere incorporarse a una agenda de corto, mediano y largo plazos. Es necesario recordar que el largo plazo está formado por la sucesión de cortos plazos, por ello es necesario iniciar una nueva política industrial-laboral hoy y no mañana.

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