Clemente Ruiz Duran

El paradigma de la inversión, producción y empleo

La fortaleza y expansión del mercado laboral requerirá, para ser sostenible, que el monto de inversión se eleve.

La recuperación de la economía mexicana no ha seguido el patrón de procesos anteriores, se ha observado un fuerte crecimiento del empleo, lo cual ha sorprendido y alentado expectativas positivas sobre la economía mexicana. Sin embargo, es necesario contextualizar lo que está sucediendo en el mercado laboral para no echar las campanas al vuelo sin reflexionar. El país viene saliendo de una de las peores pandemias que se han dado en la historia de la humanidad, la primera que obligó a cerrar negocios de forma masiva, esta situación llevó a cambios sustanciales en la organización del trabajo y de la producción.

En el área del empleo la respuesta fue sorprendente porque fuimos capaces de utilizar el empleo a distancia en forma masiva, gracias a las tecnologías de la información, esto revolucionó el mercado de trabajo. Superada la crisis de salud, la sociedad observó que el trabajo a distancia había llegado para quedarse, es decir, se instauró la sociedad del teletrabajo, llevando a que los negocios rediseñaran los espacios laborales para flexibilizarlos. Este proceso de adaptación llevó a que las fábricas redujeran las jornadas y lentamente fueran regresando a los trabajadores, esto creó un rezago en la contratación industrial, cuestión que lentamente se ha recuperado y generado un incremento del empleo por arriba de la tendencia. En términos llanos, las fábricas empezaron a aprovechar la capacidad no utilizada durante la pandemia, lo que incrementó el empleo industrial.

De igual forma, los negocios comerciales y de servicios después del cierre empezaron a abrir nuevos puestos de trabajo para recuperar el espacio perdido durante la pandemia, y la novedad es que muchos negocios formales siguieron las prácticas de la informalidad en materia de comida callejera y se adueñaron de las banquetas, cambiando la fisonomía de las ciudades. Hoy vivimos ciudades más abiertas al comercio y a los servicios que antes de la pandemia, esto elevó en forma descomunal la demanda de trabajo en lo que eran espacios prohibidos. Este rediseño urbano ha sido espectacular, sin embargo, como se fue dando poco a poco la sociedad no se dio cuenta porque fue un proceso paulatino que lo fuimos asimilando lentamente. Podemos argumentar que son nuevos espacios de ocupación y empleo emanados de la reestructuración de la sociedad pospandemia.

El dinamismo del empleo pospandemia requiere analizarse incorporando los elementos anteriores, sin embargo, se requiere advertir que lo que estamos viviendo es un proceso de recuperación de la capacidad no utilizada, derivado de la caída de la producción en el período 2020-2021. Sin embargo, no debemos echar las campanas al vuelo, ya que este proceso no está siendo acompañado de una fuerte inversión, el coeficiente de inversión de 2022 apenas alcanzó 21 por ciento, cifra que no permite que las capacidades de producción crezcan al ritmo que se requiere. El resto del mundo está invirtiendo a ritmos más acelerados, la República de Corea observó un 32 por ciento; Indonesia e India, 31 por ciento, y China, 42 por ciento.

En esta perspectiva la fortaleza de la expansión del mercado laboral requerirá para ser sostenible que el coeficiente de inversión se eleve, de lo contrario, se debilitará la expansión del mercado laboral, en la medida que las capacidades instaladas y modificadas por la pandemia tiendan a normalizarse en los meses próximos. La expansión del mercado laboral es, sin lugar a duda, una de las mejores formas de consolidar un crecimiento intensivo en empleo, sin embargo, para que esto suceda se requiere impulsar un crecimiento de la inversión pública y privada por arriba de lo esperado en los Pre-criterios de Política Económica. Estamos en un momento clave para rediseñar la economía, se requiere de una política económica que sea congruente con este objetivo, tenemos que buscar que el coeficiente de inversión se eleve para alcanzar al menos una cuarta parte del PIB, aunque la aspiración sería que nos uniéramos al esfuerzo que se está realizando en el Este asiático. Es momento de reflexión, la coyuntura nos presenta una nueva oportunidad de lograr un crecimiento más acelerado, con expansión sólida en el mercado laboral y con ello, reducir las desigualdades sociales que enfrentamos. La coyuntura es favorable por lo que es cuestión de que el país se atreva a imaginarse un futuro con un mercado laboral fortalecido por una expansión de la inversión.

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