Clemente Ruiz Duran

China, renovado espíritu exportador: el reto para México

Desde acero y automóviles hasta productos electrónicos de consumo y paneles solares, las fábricas chinas están encontrando más compradores para sus productos en el mundo.

Las dificultades en el sector inmobiliario en la construcción y equipamiento de apartamentos en China han despertado un nuevo interés de las autoridades y del sector empresarial por compensar la caída con mayores exportaciones, lo que ha llevado a que sus exportaciones estén aumentando en forma dinámica. Las exportaciones están avanzando más rápido de lo que casi nadie esperaba, afectando el empleo en todo el mundo y desencadenando una reacción que está ganando impulso. Desde acero y automóviles hasta productos electrónicos de consumo y paneles solares, las fábricas chinas están encontrando más compradores para sus productos, como es el caso de los automóviles chinos que hoy se ven circular por todas las ciudades de México en forma más generalizada. El déficit comercial con China en 2023 alcanzó, de acuerdo con cifras del Banco de México, los 104 mil millones de dólares. En general, en México no parece haber una gran preocupación por esta situación, bajo la perspectiva de que el superávit que tenemos con Estados Unidos, de 235 mil millones de dólares, sirve para compensarlo.

Sin embargo, en gran parte del mundo, esta situación ha causado reacción en algunos países de la Unión Europea que han anunciado la semana pasada que se estaba preparando para cobrar aranceles, que son impuestos de importación, a todos los coches eléctricos que lleguen de China. La Unión Europea dijo que había encontrado “pruebas sustanciales” de que agencias gubernamentales chinas han estado subsidiando ilegalmente estas exportaciones, algo que China niega. En este caso, el importe de los aranceles no se fijará hasta el verano, pero se aplicarán a cualquier coche eléctrico importado por la Unión Europea a partir del 7 de marzo.

Según la ONUDI (Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), China está produciendo un tercio de los bienes manufacturados del mundo, más que Estados Unidos, Alemania, Japón y Corea del Sur juntos. Ante lo cual, muchos de los países están considerando restricciones a la importación de turbinas eólicas y paneles solares procedentes de China. India anunció en septiembre pasado que impondría amplios aranceles al acero procedente de China. Turquía se ha estado quejando de que China le envía exportaciones desequilibradas y compra poco. La Unión Europea está considerando imponer aranceles más altos a los paneles solares y las turbinas eólicas de China.

En el caso de Estados Unidos, la administración Biden ha mantenido vigentes los aranceles del expresidente Donald J. Trump, y ha impuesto una lista cada vez más larga de restricciones a las exportaciones estadounidenses de alta tecnología, lo cual fue enfatizado en su discurso de la semana pasada en el Congreso, señalando que “me he asegurado de que las tecnologías estadounidenses más avanzadas no puedan utilizarse en China, no permitiendo su comercio allí”.

Las exportaciones globales de China, medidas en dólares, aumentaron un 7 por ciento en enero y febrero respecto al año pasado. Pero la caída de los precios de muchos productos chinos -debido a un exceso de producción en China- significa que la cantidad física de las exportaciones y su participación en el mercado global están aumentando mucho más rápido. China ha encontrado formas de eludir algunos aranceles, el procedimiento es que los componentes chinos van en volúmenes cada vez mayores a países como Vietnam, Malasia y México, en donde se procesan los productos para que cuenten como productos propios y no como fabricados en China. Luego, estos países envían los productos a Estados Unidos y la Unión Europea, que les cobran aranceles bajos o incluso ningún arancel.

Ante esta situación, Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos, advirtió la semana pasada que el acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá, que reemplazó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, estaba sujeto a revisión en el verano de 2026. Insinuó que Estados Unidos podría insistir en endurecer las normas sobre el origen de los componentes chinos, en particular para los automóviles, una posición que también defendió el otoño pasado, Robert E. Lighthizer, quien fue representante comercial del expresidente Trump y ahora es el principal asesor comercial de la campaña electoral de Trump. Katherine Tai señaló que China “ya es un elemento realmente importante de tensión y preocupación” en las relaciones comerciales de América del Norte. Esta situación le tocará enfrentarla al nuevo gobierno, sin que hasta el momento se haya discutido abiertamente y se ha dejado que avance sin prestarle ninguna atención. En torno a esta situación es que se tendrá que diseñar la estrategia comercial y de desarrollo industrial del país para la próxima década, no es una cuestión que se pueda dejar al margen, de esto dependerá la evolución de la estrategia de nearshoring que ha despertado grandes expectativas en el país.

(Especial)

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