Los primeros datos sobre el empleo en 2024 muestran una situación complicada, la economía no está generando los suficientes empleos, derivado de un lento crecimiento económico, aunado a la prevalencia de un aparato productivo intensivo en capital. En esta perspectiva se requiere acelerar el crecimiento con una transformación estructural, la cual deberá estar basada en la promoción de actividades más intensivas en conocimiento, de suerte tal que podamos aprovechar de manera adecuada a la fuerza de trabajo que se ha estado formando en las últimas décadas en el sistema de educación superior.
El problema requiere desagregarse en varios componentes, requerimos un sistema más homogéneo de creación de empleo, ya que más de 50 por ciento de los trabajadores en México están en la economía informal, lo que significa que no tienen acceso a prestaciones sociales, seguridad laboral ni contratos formales. A lo que hay que añadir que la informalidad perpetúa bajos salarios, falta de estabilidad y poca protección frente a crisis económicas. Es necesario atacar la informalidad que se extiende por todo el territorio nacional y atacar también las formas encubiertas de informalidad, como es el caso de los trabajadores de reparto que no tienen una cobertura de seguridad social y que fácilmente pueden accidentarse o incluso perder la vida. El otro dilema es el salarial, ya que, aunque el salario mínimo ha aumentado en los últimos años, sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas. Además, existe una marcada brecha entre sectores económicos y regiones del país. Las personas con menor educación o que viven en áreas rurales tienen más probabilidades de recibir salarios bajos.
Es necesario cambiar la especialización de la economía, ya que está muy concentrada en sectores como el comercio y la manufactura (especialmente la maquila), lo que limita las oportunidades de empleo en industrias innovadoras o de alto valor agregado, y esto dificulta la creación de empleos bien remunerados y sostenibles.
El país requiere realizar una reestructuración del sistema educativo, ya que existe un desajuste entre las habilidades que ofrece el sistema educativo y las demandas del mercado laboral. Muchos egresados carecen de formación técnica o digital, lo que lleva a que los empleadores enfrenten dificultades para encontrar talento cualificado, mientras que los jóvenes tienen problemas para conseguir empleos bien remunerados.
Un problema fundamental es la prevalencia de brechas de género, las mujeres enfrentan barreras significativas para acceder al empleo formal, incluyendo desigualdad salarial, carga desproporcionada de tareas domésticas y discriminación. Esto contribuye a una menor participación femenina en el mercado laboral.
La migración de las últimas décadas ha mostrado la falta de movilidad laboral para efectos de empleo, los mercados laborales no están conectados y esto lleva a que los trabajadores tengan la perspectiva de la migración hacia el extranjero, por que las oportunidades de empleo están concentradas en ciertas ciudades y estados, como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, mientras que muchas regiones sufren de estancamiento económico. Esto redunda en que la población en zonas rurales y del sur del país tiene pocas opciones para acceder a empleos de calidad.
Frente a esta situación de desestructuración de los mercados laborales, están los retos frente a la automatización y la tecnología. Muchos empleos tradicionales están en riesgo debido a la automatización y los avances tecnológicos, especialmente en el sector manufacturero. Esto podría agravar el desempleo o la informalidad si no se implementan políticas de reconversión laboral.
Frente a este panorama se requiere establecer una agenda de políticas públicas que contemplen atender a los problemas fundamentales. Se requiere impulsar la formalización, para ello se puede pensar en ofrecer incentivos fiscales y programas de capacitación para pequeñas empresas y trabajadores informales. Conjuntamente requerimos invertir en educación técnica y digital, y conjuntamente mejorar la conexión entre instituciones educativas y el sector privado para garantizar que los estudiantes adquieran competencias relevantes.
Para acelerar el crecimiento y la creación de empleos requerimos promover la diversificación económica, estimular sectores emergentes como las tecnologías limpias, la biotecnología y la economía creativa. Asimismo, para lograr un mercado laboral más integrado se requiere fomentar la igualdad de género, implementando políticas que promuevan la participación de las mujeres en el mercado laboral, como guarderías y licencias parentales equitativas.
Para fortalecer los mercados laborales regionales, tenemos que descentralizar el desarrollo económico, reforzar la inversión en infraestructura y fomentar el crecimiento de zonas económicas especiales en el sur y otras regiones menos desarrolladas.
El dilema del empleo en México requiere un enfoque integral que combine políticas públicas, educación, innovación y colaboración entre sectores para lograr un mercado laboral más inclusivo, dinámico y resiliente. Una política de empleo amplia es lo que puede frenar el deterioro de ciertas regiones asociadas a actividades ilegales. Es momento de repensar el desarrollo poniendo como prioridad el empleo bien remunerado en todas las regiones del país.