La historia demuestra que los gobernantes que acumulan un gran poder político, o logran el éxito y transforman el entorno (los menos) o terminan siendo autoritarios, populistas o dictadores (los más), con graves consecuencias en la Economía. De 1997 a 2018 ningún presidente o su partido tuvieron mayoría en la Cámara de Diputados, obligando a la búsqueda de consensos; no estábamos sujetos al capricho de una sola persona.
Este mes arrancó una nueva legislatura, con un menor desequilibrio entre las fuerzas políticas; esperamos que haya calidad en el debate de ideas, de propuestas, pero sobre todo que tengan un sentido práctico, con miras en el bienestar real y sostenible de toda la población, no sólo de las audiencias cautivas. Después de caer 8.5% en 2020, este año 2021 crecerá nuestra economía un 6%; aún así, cerraremos 3% por debajo del nivel de fines del 2019. Recuperación plena, si bien nos va, hasta el 2023.
En la agenda nacional vendrá el proceso de Revocación de Mandato, pero siendo sinceros, poco aportará al desarrollo nacional, pareciera sólo una estrategia para mantener una narrativa desde el gobierno, o expresar oposición al actual régimen; sin embargo, ninguno de los escenarios posibles traería un cambio real: sin alcanzar el 40% de participación no será vinculante, si se alcanza y gana la postura de Ratificación en el cargo del Presidente, nada cambiará, si gana la Revocación de Mandato el Presidente Interino sería morenista y el Presidente Sustituto también. Todo cambiaría para que todo quede igual.
Es la ciudadanía la que debe incidir en las prioridades de política pública, y eso sólo se logra participando en organizaciones académicas, sociales, empresariales, ciudadanas y hasta en los partidos políticos, sí, esos que en la mayoría de los casos han sido secuestrados por una camarilla ávida de cargos públicos y recursos.
En la antigua Atenas funcionó por un buen tiempo la “Demokratia”, alrededor del 500 a.c.; en un gobierno incluyente los ciudadanos que deseaban tener voz pública podían participar en él, la idea de que la “libertad de elección” o la “diversidad” eran bienes absolutos y, por tanto, que podían servir como metas o ideales, contradecía las premisas mismas de la sociedad. Así, los atenienses lograron evitar los aspectos más dañinos de la teoría democrática e incluso después hay poca evidencia de que perdieran por completo su concepción fundamental de una sociedad basada en el principio de deberes.
En COPARMEX impulsamos la participación ciudadana a través de #ParticipoVotoExijo, cuyo tercer eje, la exigencia, debe ser hoy la guía de actuación. Exigir que legisladores y gobernantes pongan por delante el interés nacional y no sólo las ideologías partidarias o las ambiciones personales; no caigamos en distractores y concentrémonos en el objetivo de un verdadero desarrollo integral inclusivo e incluyente, crecimiento económico con evolución social. #OpiniónCoparmex
SIN “DEMOKRATIA” NO HAY ECONOMÍA, SIN ECONOMÍA NO HAY DEMOCRACIA PLENA.