Juan Cortina Gallardo, presidente del CNA
Como un sector dinámico que crece en ingresos y empleo, hoy el campo mexicano se ubica en el top ten mundial de la producción alimentaria. Es el noveno productor de alimentos, el octavo exportador de alimentos, el séptimo en producción pecuaria y el sexto en producción de frutas y verduras.
El sector agroalimentario de nuestro país representa el 8.0 por ciento de la economía nacional, es fuerte y en constante desarrollo. Incluso en la actual crisis económica global ha crecido a una tasa anual del 3.0 por ciento, muestra del potencial para que el país logre sus metas de desarrollo y bienestar. Lo que es más, con el 8.0 por ciento del PIB este sector genera el 14 por ciento de la población ocupada del país.
Dos cifras sirven para exponer el motor económico que representa el campo mexicano. La balanza comercial de productos agroalimentarios de México cerró el año 2020 con un superávit de 12 mil 347 millones de dólares. Y otra, las exportaciones agroalimentarias generaron ingresos al país por 3 mil 525 mdd, lo que equivale a un crecimiento de 5.19 por ciento en comparación con 2019.
Aún con ello, el sector tiene retos que debe enfrentar, como son una demanda de alimentos creciente y variables como el cambio climático, la escasez del agua y degradación de los suelos que presionan los sistemas de producción agroalimentarios.
Particularmente en México, los recursos destinados al campo han disminuido de manera importante y suman un recorte cercano al 40 por ciento en los últimos dos años.
El Consejo Nacional Agropecuario trabaja para consolidar un campo ganador en México y en el mundo, el cual debe contar con políticas públicas favorables para la producción de alimentos, que garanticen la seguridad alimentaria y el intercambio comercial con otros mercados.
Este sector lo formamos pequeños, medianos y grandes productores. Por eso debemos trabajar en los intereses comunes que nos afectan por igual, como la inocuidad, la sanidad y los apoyos para la producción y comercialización de alimentos.
Por otra parte, hay que aprovechar el aumento de la población y la consecuente demanda de alimentos a nivel mundial, para llevar tecnología, empleos y bienestar a regiones en desarrollo, a través de apoyos para que los pequeños agricultores puedan tecnificarse, incorporar la innovación y nuevas prácticas, y así insertarse en las cadenas de valor exitosas.
De esta manera, fortaleceremos el campo mexicano como un instrumento para la democratización de tecnología, que incluya al pequeño productor, para garantizar la autosuficiencia alimentaria de México y contribuir a satisfacer la demanda en el mundo.
Invertir en una agricultura moderna dará como resultado mitigar la pobreza y generar condiciones de bienestar para todos. Además, en el Consejo Nacional Agropecuario estamos adoptando innovaciones agrícolas y fortalecer así la sostenibilidad del campo mexicano.
Si bien el sector agroalimentario contribuye a enriquecer la dieta de los mexicanos con alimentos seguros y accesibles, aspiramos a aportar más a la construcción de un país más justo y mejor alimentado, con alimentos seguros a través de la promoción de certificaciones nacionales e internacionales en contra de plagas y enfermedades.
El sector agroalimentario ha dedicado atención e inversión al uso racional de los recursos para hacer compatible el objetivo de producir alimentos sin afectar el entorno en el que trabajan las compañías.
El CNA representa a 1.8 millones de productores que aportan alrededor del 75 por ciento del PIB del sector, además de contribuir con el 80 por ciento de las exportaciones agroalimentarias. Esos datos prueban que los productores mexicanos hemos trabajado para lograr un campo más productivo, incluyente y sustentable, el cual se debe seguir fortaleciendo.