Colaborador Invitado

Insectos: manjares diminutos de enormes beneficios

Libélulas, escarabajos, jumiles, escamoles… todos nutritivas y sabrosas opciones para una futura seguridad alimentaria, tema de conversación con Julieta Ramos Elorduy, pionera de la entomofagia mexicana.

De las series y películas sobre el fin del mundo aprendimos que sea una revolución androide, una plaga, invasión extraterrestre u hordas de zombies sin origen claro, nos costará adaptarnos a un mundo sin energía eléctrica y sistemas de comunicación, que poco a poco perderá sus insumos médicos y en determinado momento nos enfrentará al reto mayor de alimentarnos.

La seguridad alimentaria es una preocupación real, algunas regiones enfrentan el problema desde hace mucho, pero será mundial si el cambio climático y las pérdidas de suelos no se contienen.  Para 2050 se espera que la población mundial supere los nueve mil millones y algunos expertos dudan que la agricultura y ganadería den sustento a tantas personas. Ante este panorama, los insectos podrían ser una solución.

“Un insecto es un artrópodo, son animales que tienen la cabeza con dos antenas, dos ojos compuestos”, también  pueden tener alas aunque no vuelen y carecen de esqueleto, explica Julieta Ramos Elorduy, quien curó la Colección Nacional de Insectos Comestibles y Medicinales de México, única en el mundo, resultado de estudios que iniciaron hace más de 40 años, cuando se propuso descubrir por qué los insectos son el grupo numéricamente dominante del planeta, “vi que verdaderamente los monarcas del planeta eran los insectos, que son cuatro quintas partes del reino animal”. Su éxito se debe a la gran capacidad que tienen para adaptarse.

La Dra. Ramos recorrió el país para investigar nuestra diversidad de insectos y descubrió su amplio uso en la cocina mexicana por lo que analizó también sus cualidades alimenticias, sus hallazgos resolvían una preocupación personal: “empecé a ver el hambre en el mundo, la necesidad de la proteína, de vitaminas y minerales y la necesidad de tener alimento para nutrir a la población del mundo”.

Julieta Ramos ha documentado más de 500 especies comestibles en México, algunas como los chapulines y el gusano de maguey, se comen desde tiempos prehispánicos; otras como la hormiga mielera, tienen usos medicinales. Y aunque parezcan poco apetitosos los propone como solución al hambre y desnutrición porque pueden cultivarse en casa o industrialmente a muy bajo costo, así como por los nutrientes, pues algunos de ellos, como los chapulines, aportan más proteína que la res, “más o menos tienen de 60 a 70 y hasta 90 por ciento”.

Hacerlos apetitosos es fácil, primero hay que prepararlos en base seca, “quiere decir que se meten al horno, entonces se les saca el agua, ya en base seca se fríen o se condimentan y ya quedan muy sabrosos”, también pueden molerse y agregarse a salsas, opciones hay muchas, la propia Julieta Ramos ha publicado recetarios para que nos aventuremos y probemos grandes platillos hoy exóticos y gourmet, pero que quizás sean de lo más común en un futuro.

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