Colaborador Invitado

Fragilidad económica en México e impactos de la guerra

Es urgente crear condiciones propicias para el despliegue de proyectos de inversión que promuevan la generación de empleos y contribuyan a la reactivación de la demanda interna.

Ángel García-Lascurain Valero, socio director de AMCG México. Fue Presidente Nacional del IMEF en 2020 y 2021

La economía mexicana ha venido enfrentando diversos desafíos que han afectado su capacidad de crecimiento estructural. Después del impacto severo de la pandemia en 2020 y el rebote inicial con la reanudación de actividades, la economía de México se encuentra estancada y muestra una fragilidad importante para su recuperación. La inversión se encuentra a niveles de hace 11 años, el consumo debilitado por la caída en el ingreso promedio de los mexicanos y las finanzas públicas enfrentan presiones importantes ante el escenario de menor crecimiento este año.

Es previsible que la guerra iniciada por Rusia en contra de Ucrania tendrá impactos sobre la economía mexicana. El conflicto está afectando de lleno a los mercados financieros con caídas en las bolsas, por un lado, y aumentos en los precios del oro y las materias primas. Estos movimientos podrían acentuarse con la inminente llegada de las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea están comenzando a implementar sobre la economía rusa.

El aumento en el precio de la gasolina de importación y la promesa gubernamental de no trasladarla a los consumidores, generará una presión adicional sobre las finanzas públicas mexicanas, las cuales ya se encuentran en una situación vulnerable ante el menor crecimiento económico y el agotamiento de fuentes de ingresos no recurrentes que se han utilizado en los años anteriores (recursos de fideicomisos, recuperación de adeudos de grandes contribuyentes y utilización del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios principalmente). Un desequilibrio en las finanzas públicas tendría un impacto negativo adicional y profundo sobre la percepción de los inversionistas y sobre la calificación del riesgo soberano de nuestro país.

Otro impacto de la guerra será que los hogares y las empresas se vuelvan significativamente más cautelosos, gastando menos y ahorrando más en espera del desenlace del conflicto. Una pérdida significativa de la confianza de empresas y los consumidores podría empujar a la economía global a una nueva recesión. Ello tendría un impacto negativo sobre nuestras exportaciones, las cuales han sido un apoyo central de la reactivación económica. Adicionalmente, nuevos cuellos de botella en diversas cadenas de suministro y fabricación de productos vinculados con las economías de las naciones en conflicto, dificultarían los esfuerzos por reducir la inflación.

Por lo anterior, es urgente crear condiciones propicias para el despliegue de proyectos de inversión que promuevan la generación de empleos bien remunerados y contribuyan a la reactivación de la demanda interna. El escenario al inicio del 2022, con un ambiente político deteriorado ante los ataques a la libertad de expresión y a instituciones fundamentales de la sociedad desde el Poder Ejecutivo, así como medidas desafortunadas de política pública, como la iniciativa de reforma en materia eléctrica, van en contramano del interés económico de México. Urge blindar a la economía mexicana de los efectos de largo plazo que puedan derivarse de una reconfiguración de la geopolítica global.

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