Exclama uno Ferrari y parece que ya está dicho todo en este deporte supremo. Por ello, es tan interesante que tal equipo con el apellido colorado más proverbial haya dado la triunfal noticia reciente.
Vale la pena, por ello, reflexionar hasta dónde es que creció la importancia de las marcas Mercedes y Red Bull que en los años pasados, fueron las que más estuvieron rifando: y todo, por supuesto, atribuible a sus triunfos.
Del año 2014 –cuando se impuso la propulsión de los bólidos sólo con unidades de potencia híbridas– a la fecha: el equipo que auspicia el conglomerado industrial alemán de Mercedes Benz se hizo con 110 victorias.
Nada zonzos los de Red Bull GmbH –empresa austriaca que produce y comercializa el ya famoso bote de lámina con “la bebida que da alas”– (en estos dichosos 8 años) pudieron ganar en 27 Grandes Premios de El Circo.
En tanto que la Ferrari, a pesar de ser la joya más generosa de la corporación transnacional que era la Fiat Chrysler Automobiles y ahora se denomina Stellantis: apenas se dibujó en las primeras planas de los diarios deportivos con miserables 17 triunfos. Su importancia no desapareció, pero sí fue minimizada…
Hay una decena de concurrentes
En los mundiales de la F1, que se disputan cada año, sucede lo mismo que entre las naciones y los pueblos: la riqueza está muy mal repartida.
Son tres los nombres de los potentados y siete– los más o menos– olvidados.
Por lo pronto no habrá que detenerse en hablar de Alpha-Tauri, Alpine, Haas o Alfa Romeo: ya que ellos también tendrán o han tenido sus fiestecitas.
Más bien, sacaremos, aunque sea de momento, del olvido, a tres nombres ilustres en el mundo de la competición más valiosa, sobre cuatro ruedas: Aston Martin, McLaren y Williams. Que como cosa de la casualidad, hoy por hoy, andan en los sótanos de la tabla de posiciones del campeonato 2022.
Aston Martin
Es el apelativo que llevan esos carros callejeros magníficos que tanto ilusionaban a Ian Fleming, quien fue el fantástico creador de la saga de James Bond.
Tal nombre tan prestigioso viene de lejos. En 1913 en emprendedor inglés Robert Bamford, asociado con el piloto Lionel Martin dio comienzo a la singladura de los autos, mediante la compañía que iba a fabricar coches de lujo, bajo el nombre de Aston Martin Lagonda Global Holdings.
Después de un historial lleno de momentos a cual más de extravagantes, desde el año 2020, se sumó un grupo de inversores canadiense comandado por Lawrence Stroll, quien por cierto es el patrón en el actual equipo de carreras: Aston Martin Aramco Cognizant F1 Team.
Otro renacimiento más de aquellos que fueron antes conocidos como: Jordan (de 1991 a 2005) MidLand (en 2006) Spyker (2007) Force India (de 2008 a 2018) y luego Racing Point, en los años de 2019 y 2020.
Es indudable que la trayectoria de Aston Martin en la categoría reina del automovilismo deportivo no es tan dilatada, porque apenas tiene anotadas cinco pruebas en las que participó por los años de 1959 y 1960.
Con tres pilotos: como el inglés Roy Salvadori (en 5 GP) el norteamericano, Carroll Shelby (en 4) y el francés Maurice Trintignant (solo en uno). Obteniendo muy poco, por no decir nada: un sexto lugar en Inglaterra y otro resultado igual en Portugal.
El reto de su supervivencia tan sólo empezó el año previo, y trata de influir en la venta de sus coches para la calle, lo mismo que uno que otro de los super cars que fabrica. Los resultados han sido de medianos para abajo: fueron séptimos en el curso pasado y ese, es el mismo lugar que ocupan en el Standing de hoy.
Cabe entonces destacar que su importancia ha residido, en todo lo que se habla de este equipo; que no para de hacer promociones, contrata talentos a diestra y siniestra, pero sin avanzar con nitidez. Se rumorea que el señor Stroll es magnífico promotor de buenos negocios, pero poco hábil para encabezar una organización deportiva.
Tal vez la debilidad mayor pudiera ser que él quiere un coche vencedor para su hijo Lance Stroll, que corre con el # 18 en los dorsales, pero que no empuja lo suficiente. Desperdiciando de paso, al tetracampeón Sebastian Vettel, a quien tienen en la nómina.
Al sesgo, se comenta, que este piloto alemán y dio positivo a las pruebas de COVID-19 y no condujo en Baréin. Su reemplazo ha sido otro alemán: Nico Hulkenberg.
Williams
Ha escrito una historia bien diferente. Toda ella descansando en las carreras en sí. Porque Frank Williams su fundador y Patrick Head el socio solidario, eso eran: competidores puros.
La leyenda empezó en 1975 con Frank a la cabeza. Él era piloto amado, pero sobre todo buen mecánico y pronto se dio cuenta de que se le facilitaba la gestión de un grupo para presentarse como equipo de Fórmula 1.
Cuatro años más tarde ya se codeaba con los mejores teams de entonces y en 1980 se ponía en la cabeza su primera corona como constructor. Fue de la mano del piloto australiano Alan Jones.
Un año después, repitió color: esta vez con Nelson Piquet en el volante de sus autos que por aquel tiempo usaban máquinas de Ford-Cosworth de 8 cilindros con tres litros de capacidad y gomas de GoodYear.
Frank y Patrick volvieron a ser campeones en 1986 y 1987. Después, con un hilado formidable de triunfos en: 1992, 1993, 1994, 1996 y 1997.
Esta organización que desde el año 2018 anda haciendo agua, tiene un historial mucho más que rico con: 47 temporadas de formulismo. Que resulta en 784 inscripciones válidas. 36 carreras en las cuales no largó.
Y un rosario dorado con 114 victorias. 128 pole positions. 133 vueltas más rápidas en carrera. 313 podios y 33 dobletes. También 7,584 vueltas liderando en prueba oficial.
Siete párrafos para describir una vida legendaria es muy poco.
De una manera o de otra, Williams es un nombre que tal vez volverá a imperar: la familia de Frank y los socios de antes vendieron su participación al fondo neoyorkino Dorilton Capital que son quienes ahora se encargan de su funcionamiento y como es obvio, quieren la gloria.
McLaren
Es una sorpresa verlo de capa caída, porque apenas en el curso de 2018 ha reiniciado su resurrección. En el año 2020, ya fueron tercer lugar entre los constructores, aunque bajaron un escaño el año apenas pasado.
Ha sido diferente el paso de este equipo con sede en Woking, ya que desde los albores de la década de los setentas del siglo XX, el británico Ron Dennis quien estuvo al frente de la empresa para sacarla del anonimato en el que había caído, trazó planes para que fuera una corporación, incluyendo el negocio de venta de los autos deportivos bajo el mismo nombre, con el poderoso logotipo del Grupo McLaren que en 1989 agarró forma.
Por los años de 1963 había puesto en marcha sus sueños el mecánico Bruce McLaren, llegado de Nueva Zelanda, que además era bueno para pilotar; aportando ideas que se cocinaban en los países de Oceanía donde las carreras de autos eran religión.
A lo largo de los años en que ha jugado en la F1, ha dado trabajo a grandes figuras del volante: Fittipaldi, James Hunt, Nikki Lauda, Alain Prost y en especial El Mágico Ayrton Senna, le dieron brillo planetario a los galones de la marca inglesa.
En 1984 llega como accionista de la empresa y del equipo, el hombre de negocios saudí, Mansour Ojjeh (dueño de TAG) que traía muchos petrodólares frescos y proyectos más ambiciosos.
Ello, puso en el mundo del deporte en los coches, a la Mumtalakat Holding Company que es un fondo soberano bareinita: para 2017 ellos, le dieron las gracias a Ron Dennis y empezó así la nueva época, más enfocada en los negocios norteamericanos.
Con el californiano Zakary Challen Brown, en breve: Zak Brown, para agarrar la batuta, reportando al jeque Moahamed bin Essa Al Khalifa.
Él, Zak, que ahora es el director ejecutivo del McLaren Technology Group, se entiende de maravilla con la nueva horneada de patrocinadores, como las empresas cibernéticas y las de las criptomonedas; eso, promete que las finanzas no flaquearán y lo demás, como quiera se tiene que arreglar.
En el currículo de McLaren reza que ya son 57 temporadas en la lucha. 903 registros y 80 carreras en las cuales no largaron.
Suman 183 triunfos. 156 Poles. 160 vueltas rápidas. 493 subidas a los podios. 48 “uno-dos” y 10 mil 667 giros encabezando las acciones. Un resumen envidiable…
A manera de síntesis
Estos nombres pomposos tienen que alejarse del fracaso porque su linaje obliga.
¡A Mil Por Hora!