Por Helios Herrera, conferencista.*
Incrementar la productividad se ha convertido en todos los países en la única salida para cumplir con las demandas de aumento salarial y para sobrevivir ante la creciente competencia en los mercados internacionales, las crisis y la globalización.
Reducir costos, aumentar continuamente la producción, es tarea primordial del empresario y de los líderes. En el mercado competitivo actual, aumentar la productividad es el resultado natural de un mejor uso de las funciones gerenciales, del capital humano y de las herramientas con las que se cuente.
Uno de los medios para lograr este incremento de la productividad es la capacitación del personal. Es decir, prepararlos para algo, es otorgarles conocimientos teóricos y prácticos que incrementen y mejoren el desempeño, en pocas palabras, es hacer a los colaboradores “capaces de…” aquello que se necesite para el logro de objetivos.
Aunque contratar personas “aptas” para un puesto es ideal, siempre necesitaremos otorgarles capacitación para mejorar su desempeño, pero ¡para mejorarlo! Algunas veces, aceptamos contratar al primer candidato aun cuando no tiene la preparación adecuada, debido a la urgencia de la operación. El asunto es tan absurdo como contratar a un chofer que no sepa manejar y luego, esperar que nos lleve a nuestro destino en tiempo y forma, presionarlo y pensar que “a gritos va a aprender a manejar”, y a pesar de ser tan relevante, los números dicen que:
Sólo 44% de las empresas en México ofrecen capacitación y entrenamiento para sus colaboradores, según el Reporte Laboral México 2019 de Hays (Consultoría de reclutamiento y selección).
Por otro lado, el INEGI dice que más del 70% de los corporativos desearían tener mayor especialización en sus colaboradores, y alrededor del 69% remarcan la falta de capacitación en habilidades humanísticas.
La organización es la más beneficiada al capacitar al personal, ya que:
· Incrementa la rentabilidad de la empresa más de un 20%, y se reducen los niveles de rotación alrededor del 40%, según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), ya que incrementa el valor del personal (y de paso la productividad y calidad del trabajo).
· Ayuda a prevenir riesgos de trabajo, entre mejor se sepan utilizar las herramientas (cuales quiera que estas sean) menos riesgo hay.
· Permite mayor empatía con la empresa, facilita el compromiso de los colaboradores con los objetivos.
· Ayuda a mejorar la imagen de la compañía, tanto de forma interna como externa.
· Promueve la comunicación en la organización y mejora la sinergia en los equipos de trabajo
· Se transforma la actitud y el entorno de trabajo al desarrollar las llamadas “soft skills”.
Y entonces, si hay tantos beneficios, ¿por qué no todas las empresas están capacitando a sus colaboradores? Porque a la hora de implementar capacitación las enfrentan problemáticas, muchas de ellas, relacionadas con la falta de planeación y el ritmo de trabajo, por ejemplo, los tiempos de procesos, la ausencia de un propósito o de una oportuna detección de necesidades, no cuentan con una infraestructura de liderazgo que diseñe, implemente y dé seguimiento de la estrategia de capacitación, o bien solo se considera un papel motivacional.
Sí, claro que “deberíamos” contratar personas que “fueran capaces de…” para llegar a hacer lo que el puesto exige. Sin embargo, al no tener técnicas de reclutamiento y selección, el encargado de las contrataciones acepta al primero que llega o al “mejor” entre varios (aunque no sea el mejor para el puesto), debido a la urgencia de la operación, por lo que resulta trascendental desarrollar un programa integral de capacitación.
Entonces, ¿cómo empiezo?
1. Identifica y define las necesidades tanto técnicas como humanas
2. Diseña un plan de acción que atienda dichas necesidades
3. Asesórate con profesionales que tengan trayectoria y resultados congruentes
4. Evalúa y da seguimiento al plan
Antes que nada, dale a la capacitación la importancia que merece, es tan relevante como la operación o la administración en cualquier negocio, pero queda en segundo plano por el miedo a perderlo o la rutina diaria, tanto así, que grandes líderes me han comentado: -”Helios, ¿y si los capacito y se van?” A lo que yo repondo: -”¿Y si NO los capacitas, ¡y se quedan!?”. ¡Piénsalo!
“Aunque le tripliques el salario al chofer… no te llevará a ningún lado si no, primero, aprende a manejar y luego, aprende a hacerlo exactamente como tú necesitas que lo haga para que tu viaje sea apacible y productivo”.
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*Conferencista con más de tres décadas de experiencia, líder en transformación personal, motivación y ventas; experto en desarrollar equipos de alto rendimiento y personas de impacto. Ha dictado alrededor de 3,500 eventos, para más de 350 corporativos AAA, logrando impactar a una audiencia acumulada cercana a los cinco millones de participantes en México, España, EUA y Latinoamérica.