Por donde miremos, estamos en territorio de un mercado bajista conocido como bear market. Con el índice S&P 500 cayendo alrededor de 23 por ciento desde principios de año hasta el viernes por la tarde. Los expertos predicen que una recesión podría estar a la vuelta de la esquina.
Y cripto no se salva.
Aunque en esta parte del hemisferio norte empieza el verano, en el mundo de cripto se siente un invierno desde hace más de un mes. Pero solo hay que abrigarse bien.
El concepto de ‘invierno cripto’ se refiere a cuando los precios de las criptomonedas caen y se mantienen bajos durante un periodo prolongado de tiempo.
Es importante comprender la diferencia entre liquidaciones e inviernos cripto. Si bien es común que los medios inflen la gravedad de los movimientos del mercado cripto, la gran mayoría de las correcciones son simplemente ventas masivas con una caída en el precio de aproximadamente 5 a 20 por ciento.
Por otro lado, los inviernos cripto se caracterizan por la pérdida de más de 20 por ciento del valor durante un periodo prolongado. En lo que va del año, bitcoin ha caído alrededor de 58 por ciento. Ethereum (ETH) y otras criptomonedas líderes, como cardano (ADA) y polygon (MATIC), tienen una baja de más de 60 por ciento hasta la fecha. Así que el invierno es oficial.
Las criptomonedas se han distinguido por tener altas y bajas desde su concepción; hay que entender que como todo, necesitan un periodo de adaptación. El camino de cripto hasta ahora se puede describir como equilibrio puntuado: periodos de equilibrio que están puntuados por momentos dramáticos de hipercrecimiento, seguidos de contracciones agudas que se establecen en un nuevo equilibrio que es más alto que el anterior.
Por seguir con el ejemplo de bitcoin, aunque haya caído este año, está un 788.27 por ciento arriba en los últimos cinco años. Los inviernos en cripto son comunes; el más reciente ocurrió a finales de 2017 y principios de 2018, cuando bitcoin cayó hasta un 80 por ciento desde sus máximos históricos y tardó unos 18 meses en recuperarse.
Claro que no me encanta que las criptomonedas bajen su valor drásticamente, pero mi parte favorita de los inviernos es la innovación con la que van de la mano. En esta etapa es cuando se reduce el ruido, la validación externa y el hype. Y es momento de construir. Los proyectos con buenas bases y fundamentos son los que proliferarán para el siguiente verano.
Y si en el invierno pasado llegaron grandes avances en la industria, como finanzas descentralizadas (conocido como DeFi), préstamos en cripto, o NFTs, estoy convencida que este periodo no será la excepción. Cada invierno que ha existido ha tenido diferentes niveles de madurez en el mercado, mejor regulación, inversionistas mejor educados y mejores productos financieros.
Hay que estar aquí para ver salir el sol.