Un gran número de empresas buscan recuperarse, sobrevivir y adaptarse a un entorno, donde las cadenas de suministro están paralizadas y sus productos están varados.
A la ruptura logística se suma la escasez de chips, que aqueja la fabricación de diversos insumos como automóviles, teléfonos inteligentes y televisores, entre otros. Sin embargo, esto ha trascendido a productos como las tarjetas de crédito y débito.
Las entidades bancarias han asegurado que se avecinaría un problema –de gravedad– si no se prioriza la producción de los chips necesarios para la elaboración de estas tarjetas. Hasta mil millones de plásticos corren el riesgo de no ser emitidos en los próximos 18 meses, con hasta 740 millones en riesgo para este año, de acuerdo con ABI Research(1).
A finales de 2021, el CEO de Intel, Pat Gelsinger, indicaba que el equilibrio entre la oferta y la demanda de semiconductores no se daría sino hasta 2023. Lo que se traduce en un problema para los bancos, sin embargo, es una oportunidad para las nuevas instituciones financieras y fintech.
Sabemos que el efectivo y las tarjetas seguirán siendo los métodos de pago preferidos por los mexicanos, por algún tiempo más, pero esta situación puede representar un momento de inflexión (y reflexión) hacia las alternativas en las transacciones.
Actualmente, del total de las transacciones en México, tan solo 2.0 por ciento son realizadas con la tecnología de pagos sin contacto (o contactless). Ahora, la pandemia ha venido a acelerar la adopción de estas alternativas y, sin duda, la falta en la oferta de tarjetas bancarias ayudará como palanca para que esta tendencia vaya al alza.
Los nuevos métodos de pago han mostrado que se puede prescindir de un plástico. Opciones como el cash in y cash out permiten hacer retiros de efectivo y depósitos en cuentas bancarias, sin necesidad de un cajero.
El pago con QR también es una de las tendencias que avanza con fuerza. En México, 33.5 por ciento de los usuarios de internet móvil indicaron que utilizan este método para hacer compras, 32.8 por ciento para realizar pagos y 17.1 por ciento para realizar cobros(2).
El no contar con una tarjeta llevará a los usuarios a ampliar opciones y ver ventajas como la rapidez, la seguridad, el solo necesitar tu smartphone al momento de salir, así como el hecho de que los datos personales y financieros están protegidos. Además, los comercios también lo están de fraudes electrónicos al disminuir los contracargos.
Una vez que las personas se animen a dejar las tarjetas y conozcan todos los beneficios que otorgan los demás métodos, el uso irá subiendo. ¿México tiene el potencial para igualar a Corea del Sur o China en temas de pagos móviles y que, eventualmente, sean los más utilizados en la región? La respuesta corta es: sí, lo tiene. Solo, hay que fomentarlo y aprovechar las oportunidades.
Antonio Peláez es CEO y cofundador de dapp.
(1) ABI Research.
(2) Statista.