Desde hace algunos meses parece que la etapa postpandemia se ha vuelto una realidad y al menos en gran parte de la población mundial, la mayor parte de las actividades comerciales y financieras han vuelto a la normalidad. Pese a ello, el mundo ha entrado en una especie de letargo en su recuperación económica que empieza a preocupar a todos los inversionistas en el mundo, principalmente a los emprendedores.
De esta manera, según se ha visto en los últimos meses, la etapa de los unicornios amenaza con contraerse de manera significativa. Pareciera que la crisis ha desatado la idea del fin del mundo tal y como se conocía hasta antes de la pandemia y otra está por nacer. En este sentido, el fondeo para el emprendimiento se ha secado, la fiebre de capitales ha terminado, y la temporada de unicornios vive sus últimos días.
La depresión que vive el entorno macroeconómico despierta los malos augurios alrededor de los emprendimientos de alto impacto, sobre todo, para los valuados en más de 1,000 millones de dólares (mdd).
Sin embargo, si bien soplan vientos muy agitados, el ocaso no está cerca. Más bien, lo que traerá consigo el mundo postpandemia será una desaceleración en el capital emprendedor, un impacto en las valuaciones downgrades; pero también buenas oportunidades para las mejores propuestas de valor y un apetito que se sostiene de los grandes fondos por invertir en América Latina.
Es decir, el bosque seguirá dando buenos frutos, aunque no a la velocidad que se venía presentando y tampoco habrá buenos tiempos para todos los productores.
Los últimos dos años fueron extraordinarios para la inversión en startups en América Latina. En 2021, por ejemplo, se invirtió más que en toda la historia. De acuerdo con la Asociación de Investigación de capital Privado en América Latina LAVCA, en el primer trimestre de 2021, se invirtieron mil 656 mdd en la región, mientras que en el mismo periodo de 2022, se colocaron 2 mil 763 mdd; un 67 por ciento de crecimiento. En el mundo, en el primer trimestre de 2021, se invirtieron 134 mil mdd y, en 2022, 144 mil mdd, lo que significó un alza de 7 por ciento. A pesar de la pandemia, el crecimiento en la inversión no dejó de crecer.
Se está observando una desaceleración en la inversión para las startups, tomando en cuenta que en el segundo trimestre de 2021, se registró una inversión por 4 mil 947 mdd; para el tercero, de 5 mil 261 mdd; y en el cuarto ya se observó una baja de 3 mil 872 mdd, para después llegar a la cifra ya citada por 2 mil 763 mdd de los primeros tres meses de 2022.
¿Cuáles son los factores que explican estas caídas en la inversión de capitales de este tipo de proyectos? Las causas son multifactoriales y muy diversas, sin embargo, es claro que la contracción económica en los mercados internacionales, propiciada por la incertidumbre de saber lo que pasará con el ordenamiento de las superpotencias en el aspecto financiero y las cadenas productivas, pone el verdadero dedo en la llaga de las preocupaciones de los inversionistas extranjeros. En tiempos de nubarrones económicos, lo único seguro es esperar a que las condiciones de inversión mejoren, esto puede significar que los plazos de espera puedan variar y aplazarse durante mucho tiempo. Por todo ello, es de esperarse que la cúspide de inversiones en esta clase de empresas que fomentan la innovación tecnológica y conceptual presente cambios sustanciales en su crecimiento y para los siguientes meses experimentará una contracción notoria en cuanto a su expansión.
El decrecimiento de las startups en América Latina no es un buen aliciente para la recuperación económica global y regional, pero quizás signifique el nacimiento de una nueva etapa de mejores rutas de desarrollo para los emprendedores del continente si saben interpretar y convertir esta clase de retos económicos en oportunidades de crecimiento y empoderamiento comercial.