Francisco Torres Luquin, director general de Veolus/ experto en eficiencia energética/ medio ambiente
Aunque desde el siglo XIX es evidente que el cambio climático, provocado principalmente por las actividades humanas y la quema de algunos combustibles fósiles, como el carbón, petróleo y combustóleo, han venido generando fuertes desequilibrios planetarios, las acciones para crear un modelo energético sostenible, seguro y rentable son realmente escasas, comparado con la crisis ambiental que actualmente enfrentamos todos los países.
Algunos datos recientes reflejan de manera más cercana esta realidad. De acuerdo con estimaciones del Carbon Disclosure Project, organización con sede en Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, el uso del carbón, sigue siendo la fuente de producción de 40 por ciento de la electricidad global y es el mayor generador de dióxido de carbono.
Organismos como la ONU y la Agencia Internacional de Energía (IEA) lo sostienen: las concentraciones de gases de efecto invernadero se encuentran en su nivel más elevado en dos millones de años, las emisiones solo aumentan y la temperatura de la Tierra es ahora 1.1 °C más elevada que a finales del siglo XIX. La última década (2011-2020) fue la más cálida que haya sido registrada.
Aunque un parteaguas en esta coyuntura fue marcado por la pandemia, que en 2020 disminuyó entre 25 y 17 por ciento las emisiones CO2, debido a las medidas de confinamiento, lo cual fue un hecho sin precedentes, un reporte del panorama energético realizado por la Agencia Internacional de Energía (IEA), indica que para 2023 la demanda energética regresará al escenario prepandemia.
Esto nos regresa al punto principal: las economías de todo el mundo tienen como urgente desafío acelerar una transición energética sustentable que reinicie todos los sistemas de producción industrial, sustituyendo las fuentes contaminantes por energías limpias, y que esto impacte hasta en el uso eficiente de la energía en cada hogar o comunidad.
¿Cómo lograrlo? ¿Cómo alcanzar el anhelado equilibrio entre la demanda energética y el cuidado planetario? La respuesta es simple: con energías más limpias.
Podría mencionar, como punto de partida, que en México no existe empresa o institución gubernamental que no tenga claro que se tengan que adoptar medidas para sumarse a la tendencia imparable hacia las energías limpias, es una realidad. Sin embargo, aún falta más concientización al respecto.
Es decir, ya conocemos de raíz el desafío, ahora de manera coordinada, desde todos los sectores, tenemos que reforzar el impulso a la transición energética e incorporar metas sustentables que abarquen desde lo general hasta lo particular, como el acceso de la población a energía limpia y económica.
En este punto, y en el caso particular de México, cabe destacar su posición privilegiada de capacidad para generar energía limpia.
El sector de energía solar del país es el segundo más grande de América Latina, después de Brasil, con una capacidad instalada de generación solar fotovoltaica (PV) un poco más de 7 GW en 2021.
No debemos olvidar tampoco el potencial superior en energía eólica en México comparado con otros países, por ejemplo, en La Ventosa, Oaxaca, la eficiencia del viento es de 40 por ciento, cuando en Alemania es de solo 18 por ciento.
Promover el aprovechamiento energético del país, combinado con una cultura que fortalezca la eficiencia energética con buenas prácticas como la implementación de estrategias en la operación y mantenimiento de equipos de soporte, reducción del consumo energético mediante tecnología que brinde una mejor gestión de los equipos dentro de una infraestructura, por mencionar algunas, son una mezcla acertada que permitiría acelerar una transición energética sostenible con un impacto positivo en cadena hacia todos los sectores.
Respecto a la construcción de una cultura que promueva la eficiencia energética, de forma constante surgen propuestas de eventos, como congresos, talleres y encuentros internacionales que fortalecen los lazos en este sector y permiten a entes protagonistas del sector, poner al día sus agendas y continuar apostando por promover un modelo energético más equilibrado.
Ejemplo de esto, fue lo que sucedió en días recientes, donde México fue sede de la Semana Internacional de la Sustentabilidad, que reunió a representantes del sector público y privado que coincidieron en señalar que el mantenimiento, la cogeneración y la economía circular son excelentes alternativas para enfrentar el desafío energético y acelerar los pasos hacia una transición sustentable.
Queda claro entonces, que sí es posible acelerar una transición energética sustentable, mediante la combinación de varios factores aquí expuestos, teniendo siempre como guía una adecuada planificación energética, que impulse principalmente la descarbonización de la economía en México.