Sergio Dueñas, director digital en GBM
La relación que cada persona tiene con el dinero es muy importante, ya que nos acompaña siempre y evoluciona a lo largo de la vida. Las decisiones que se toman sobre qué hacer con el dinero dependen de circunstancias únicas.
Inicialmente, se busca cubrir necesidades básicas como alimentos, medicinas y vivienda. Una vez cubiertas, el destino del dinero depende de la escala de prioridades. De la manera más simple, se dividirá entre consumo, ahorro e inversión. La distribución entre estos tres conceptos no solo depende de las prioridades sino también de la situación que se vive en cada país. Por ejemplo, el nivel de arraigo en el uso del efectivo, los índices de inflación o el acceso a instrumentos de ahorro e inversión.
CONTEXTO EN MÉXICO
La forma en que los mexicanos ahorran e invierten es muy particular. En el caso del ahorro, al igual que con el uso del efectivo, hay una tendencia a hacerlo de manera informal. En tanto, aquellos que sí ahorran de manera formal, la tendencia es hacerlo a través de cuentas de ahorro en el sistema financiero tradicional, las cuales no generan rendimiento.
Actualmente en México, existen más de 80 millones de cuentas corrientes. Aquí surge un problema importante: la dilución del poder adquisitivo. El ahorro ayuda a tener capital para cubrir cualquier eventualidad, pero no protege contra la inflación, ya que no genera rendimiento. Este problema se acrecenta en momentos como los actuales, en los que la inflación se encuentra en niveles no vistos en la última década.
La solución a este problema es invertir. Sin embargo, en México solo 2.0 por ciento de la población tiene un producto de inversión en alguna casa de bolsa. Esto se compara con países como Estados Unidos, donde más del 50 por ciento de la población tiene un producto de inversión.
HOY TODOS PUEDEN SER INVERSIONISTAS
¿A qué se debe esta diferencia? Los hábitos de consumo y ahorro descritos anteriormente, junto con los niveles de digitalización y acceso a productos de inversión. En los últimos tres años hemos visto en el país un cambio importante en la digitalización y la penetración de dispositivos móviles inteligentes.
La digitalización, medida por la población con acceso a internet, se encuentra en niveles del 70 por ciento de penetración. Este número aumentó de manera importante como resultado de la pandemia. La penetración de dispositivos inteligentes móviles se encuentra en niveles cercanos al 80 por ciento, con una tendencia que ha venido creciendo de manera constante en los últimos años.
En cuanto a la facilidad de invertir, hace algunos años era complicado y estaba disponible para un número limitado de personas. Altos requerimientos de capital inicial, procesos de apertura laboriosos y difíciles de entender o disponibilidad limitada de productos, eran algunas razones que no facilitaban la creación de cuentas de inversión.
Sin embargo, gracias a la digitalización y a la penetración de dispositivos móviles inteligentes, y sobre todo al nacimiento de plataformas digitales de inversión (E-brokerage), esta limitante ha disminuido. La revolución tecnológica genera las facilidades para que desde una computadora o teléfono móvil se tenga una cuenta de inversión de manera muy sencilla. Hoy en día, los montos mínimos de inversión son bajos, el proceso de apertura de una cuenta digital es sencillo y la disponibilidad de productos y estrategias de inversión es amplia.
CÓMO SE PUEDE Y DEBE INVERTIR
Idealmente, las inversiones deben estar relacionadas con objetivos o metas personales. Existen diferentes necesidades que se pueden cubrir con instrumentos financieros específicos, por ejemplo:
1. Liquidez de corto plazo: Inversión en instrumentos con liquidez inmediata o de menos de un año. Este dinero genera rendimientos diarios y puede estar disponible de manera instantánea.
2. Inversión en acciones locales o internacionales: Inversión con rendimientos potenciales altos, y un riesgo más elevado. Las personas que hacen este tipo de inversión tienden a tener un conocimiento amplio de los mercados.
3. Inversiones diversificadas enfocadas en un sector o industria específica: Inversión en un sector, por ejemplo, tecnología, sin compra de acciones de manera independiente o directa. Por ejemplo, a través de fondos o ETFs.
4. Inversiones con una meta personal definida: Inversiones que apuntan a un objetivo, por ejemplo, ahorrar para el retiro, cubrir el costo de la universidad de sus hijos o comprar una casa. Para lograr esto se deben realizar inversiones de bajo riesgo donde se mezclen instrumentos de renta fija y variable que vayan acorde al perfil de riesgo del inversionista.
Lo anterior no implica que los inversionistas tengan una sola necesidad. Lo más común es que las necesidades coexistan y que se tomen decisiones de inversión complementarias. Por ejemplo, un mismo portafolio puede tener inversiones de corto plazo con liquidez inmediata para emergencias, junto con una combinación del resto de instrumentos de inversión a largo plazo.
INVERTIR ES UNA OBLIGACION
Invertir es una de las mejores herramientas para alcanzar las metas financieras. Es importante poner a trabajar el dinero, identificar cuál es el horizonte de inversión y sobre esto, definir una estrategia en torno a objetivos. Hoy no existen limitantes estructurales que no permitan acceder a instrumentos de inversión. Las herramientas tecnológicas como los E-brokers permiten a cualquier persona dicho acceso. Debemos buscar siempre que el dinero crezca, pero en un momento de inflación como el que vivimos, esto se vuelve una obligación.